Los primeros artículos que figuran en la página web de la sección de Limnología de la Facultad de Ciencias son sobre cianobacterias. Hay incluso a disponibilidad del lector un manual para detectarlas en playas, lagos y ríos (especialmente con altos niveles de nitrógeno y fósforo). Muchas veces las cianobacterias no son fáciles de descubrir porque no toman el color flúor característico. En Uruguay, de acuerdo a los datos que se presentan en el estudio “Floraciones de cianobacterias en aguas continentales del Uruguay: Causas y consecuencias”, de la profesora de limnología de la Universidad de la República (Udelar) Lizet de León, se registraron por primera vez en el verano de 1982. Pasaron 15 años para que se realizaran los primeros análisis, cuyos resultados desembocaron en la toxicidad del 100% de las muestras analizadas. También se encontró toxicidad en el agua potable abastecida por algunos de estos sistemas, por encima de los que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este verano es común escuchar a muchas personas hablar de “cianobacterias”. ¿A qué se debe esta fama si ya se conocen hace más de 30 años? ¿Por qué la Intendencia de Montevideo (IM) comunicó oficialmente que casi todas las playas de Montevideo “no están aptas para baños”? El decano de la Facultad de Ciencias, Juan Cristina, respondió a la diaria estas preguntas y aclaró que se trata de un asunto que tiene que estar priorizado en la agenda. El profesor grado 5 y director del Laboratorio de Virología Molecular advirtió que, si bien no se trata de algo nuevo, debido a una mayor conciencia de la población y también a raíz de que la prosperidad económica reciente arrastró problemas medioambientales, “este tema vino para quedarse”.

Hay que mirar el bosque

No todas las cianobacterias son tóxicas, pero hay algunas que viven en las aguas uruguayas, como la microcystina, que son 100 veces más potentes que el cianuro y afectan a las células del hígado. Florecen en verano porque se incrementan la intensidad luminosa y la temperatura. Pero las causas no radican sólo en los cambios climáticos; también uno encuentra estas algas fluorescentes en las playas porque se vertieron aguas residuales directa o indirectamente, por el uso sistemático de fertilizantes en los suelos, la deforestación, entre otros factores. “Tenés que mirarlo como un todo”, explicó Cristina, para que se entienda que la baja calidad del agua -del río Santa Lucía, por ejemplo- está asociada a cómo se ha tratado al ecosistema del que forma parte. “Para atacar el ecosistema tenés que atacar de una manera integrada. Muchas veces hay decretos o leyes, pero después tenés que tener la vigilancia de que las disposiciones se cumplan”, expresó el catedrático.

En la VI sesión de la comisión del río Santa Lucía en agosto del año pasado, el titular de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), Alejandro Nario, recalcó que “se está gastando mucho dinero en monitoreos”. Por su parte, Cristina señaló que desde la Facultad de Ciencias se trata de dar “todas las manos posibles [a la Dinama]” para trabajar en conjunto en las diferentes cuencas. La IM emitió un comunicado en el día de ayer para informarle a la población que todas las playas de Montevideo, con excepción de Carrasco y “parte de la Playa Verde”, estarán señalizadas con una bandera sanitaria (rojo de fondo y con una cruz verde en el centro). Esto significa que no están aptas para baños. “La situación de las aguas cambia con gran frecuencia, por lo que la intendencia emitirá nuevos informes”, se expresa en el comunicado emitido por la IM.

Cristina recuerda que el año pasado fue invitado a un Congreso de Intendentes para hablar de temas medioambientales. “El gobierno tiene una preocupación enorme por este tema, le han puesto cabeza y empeño. De hecho tenemos leyes buenas de protección ambiental”, destacó. Lo que falta es una “política nacional”, sostuvo, para encarar los problemas de forma coordinada y efectiva.