Cada vez hay menos personas que dicen que leen por placer. Y una de las excusas principales es la falta de tiempo. Hay que reconocer que mirar la nueva temporada de Orange is the New Black en Netflix mientras preparamos la comida es tal vez una manera más eficiente de pasar el tiempo. Esa es quizá una parte clave del asunto. El celular tal vez nos parece más divertido. O -y esta es una opción mucho más cínica- muchos piensan que leer ya no vale la pena. ¿Quién no conoce a algún lector experimentado que dice: “Como Cortázar ya no hay”?

Lo cierto es que el libro a veces es percibido como un formato en decadencia. Como una vieja costumbre que no ha sabido acoplarse al mundo de hoy, en el que se valoran lo inmediato, las historias predigeridas y las escenas rápidas.

Pero la literatura está ligada a la palabra escrita, que existirá siempre en la medida en que los seres humanos sintamos la necesidad de comunicarnos, y es intrínseca a nuestra humanidad. Simplemente, le cuesta adaptarse a un público distinto, cuya forma de entretenerse cambió y que se mueve en un mundo totalmente diferente.

El intercambio es una de las facetas más enriquecedoras del arte, y en él se basan los clubes de lectura. Tradicionalmente, son grupos que se reúnen periódicamente para discutir y analizar una obra previamente acordada. Los acalorados debates, las diferencias de opinión y las distintas visiones sobre personajes y tramas enriquecen la experiencia de la lectura, para conducir a un entendimiento más profundo de la obra. Poder intercambiar ideas en un club con otras personas ejercita ese costado social que pocas veces se le reconoce al lector. Y, como todo lo demás, hoy tiene su versión 2.0.

El sitio quelibroleo.com es una red social española de valoraciones y recomendaciones literarias que funciona desde 2008. Su objetivo primario es establecer el contacto entre gente con gustos similares y ayudarla a encontrar sus próximas lecturas. En 2010 puso en funcionamiento un club de lectura virtual abierto a todos los hispanohablantes; hoy son 259.514 las personas registradas, y el nivel de participación varía de libro a libro. Funciona mediante un grupo de Facebook en el que cada mes se vota un nuevo título a ser leído. Lo que diferencia a este club de los “presenciales” es que los aportes e intercambios no se limitan a una reunión mensual, sino que las impresiones, opiniones y dudas se van compartiendo a medida que avanza la lectura. Desde el celular, en el transporte público o en cualquier rato libre es posible participar. Ya no es un espacio acotado a quienes pueden asistir a una reunión en cierto lugar y a cierta hora.

Goodreads.com es la mayor plataforma de recomendaciones literarias y nació en 2007. Es la que eligió la actriz y embajadora de la ONU Emma Watson para formar su propio club de lectura mundial a comienzos de este año, Our Shared Shelf. Se trata de un club feminista que fomenta el intercambio de ideas no sólo en torno a los libros, sino también acerca de género y equidad. Los títulos, seleccionados cada mes por Watson, son obras que de una forma u otra contribuyen a la lucha feminista. La discusión multicultural es una veta bastante interesante de Our Shared Shelf, que cuenta con 121.344 integrantes.

¿Qué pasa con las ganas de verse frente a frente, con lo irreemplazable de los gestos y del diálogo en persona? Los clubes tradicionales también fueron tocados por la varita tecnológica en formas menos disruptivas. Meetup.com es una red de encuentros locales surgida en Nueva York, cuya versión uruguaya alberga a más de 50 grupos de personas con intereses en común. Hay meetups (encuentros) de yoga, programación, diseño y, por supuesto, de lectura.

El Café Literario Oriental se reúne mes a mes y su mecánica es igual a la de los clubes tradicionales. Nació en la web y se trasladó al mundo físico. Actualmente tiene más de 500 participantes. Por medio del sitio se eligen los libros a leer, y en la reunión mensual, con un café de por medio, los 15 o 20 lectores que acuden a cada cita comparten sus opiniones cara a cara y proponen libros para el mes siguiente.

El mundo editorial está en constante transformación. En el caso de los clubes literarios, este cambio ha nacido de los propios lectores. De la necesidad de compartir, de comunicarse y de aprender de otros en un entorno en el que la gente cada vez se siente más cómoda: el digital.