Un ataque suicida dejó 72 muertos y 290 heridos en el parque Gulshan-e-Iqbal, en Lahore, la capital de Punyab, una provincia paquistaní fronteriza con India. El atacante accionó los explosivos que llevaba con él frente a la puerta de salida del estacionamiento del parque y a pocos metros de una zona de juegos infantiles, según explicó a la agencia de noticias Efe el portavoz de la Policía, Mohamed Salim. En ese momento, el parque -frecuentado por miembros de la comunidad cristiana, de acuerdo con los corresponsales de distintas agencias-, estaba lleno de personas que celebraban el domingo de Pascua.

Salman Rafique, un asesor de salud del gobierno provincial de Punyab, dijo a la agencia Reuters: “Hay más de 280 heridos [...] Hay mucha gente que está siendo atendida y tememos que la cifra [de muertos] suba considerablemente”. Según informó ese medio, un jerarca de la Policía de la zona, Mustansar Feroz, dijo que la mayoría de las víctimas eran mujeres y niños.

El ataque fue reivindicado unas horas después por Jamaat ul Ahrar, una facción escindida del Movimiento Talibán de Pakistán (Tehrik-e-Taliban Pakistan). “Reclamamos la responsabilidad del ataque contra los cristianos que celebraban la Pascua”, dijo el portavoz del grupo, Ehansullah Ehsan, al diario paquistaní The Express Tribune. “Hemos estado esperando esta ocasión. Queremos decirle al [partido] gobernante, Liga Musulmana de Pakistán, y al primer ministro, Nawaz Sharif, que hemos aterrizado en Punyab y que los alcanzaremos”, advirtió. Ehsan anunció que el atentado de ayer forma parte de una serie de operaciones bautizadas como Saut-ul-Raad (la voz del trueno), que continuarán.

El gobierno de Punyab, una de las ciudades más pobladas de Pakistán, declaró ayer el estado de emergencia en los hospitales de la zona y dispuso servicios de transporte para trasladar donantes de sangre a los centros de asistencia médica. Además, decretó tres días de duelo. El primer ministro de Pakistán, por su parte, expresó su dolor y condenó el ataque, como también lo hicieron representantes de otros países.

Estados Unidos fue el primero en repudiar lo que describió como un “acto cobarde” y envió “profundas condolencias” a los familiares de las víctimas en un comunicado firmado por el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ned Price. Los gobiernos de Argentina, México, España y Panamá se sumaron anoche a la condena y expresaron su solidaridad con el pueblo paquistaní.