“Mi instrumento favorito es el cuerpo”, decía Naná Vasconcelos hace tres años, al comenzar una clínica de percusión en Buenos Aires, antes de largar una carcajada y aclarar: “La verdad, es el birimbao [instrumento típico de la capoeira]. Todo lo que hago sale de ahí. Lo que pongo en práctica en él lo transporto a otros instrumentos. [...] Al igual que Heitor Villa-Lobos, Jimi Hendrix es una de mis inspiraciones, no dejo de escucharlo nunca. Lo que hacía con la guitarra yo intentaba emularlo acá. De su versatilidad aprendí que no existen los límites musicales”. Ayer en Recife, a los 71 años, murió este legendario percusionista y compositor brasileño, ganador de ocho premios Grammy.

Juvenal de Holanda Vasconcelos nació en 1944, en Pernambuco. En los años 60 se hizo conocido por su eminente talento con el birimbao y por la mezcla de ritmos brasileños y africanos. A partir de 1967 comenzó a actuar y a grabar con diversos músicos de peso: cuando estaba tocando en Río de Janeiro junto con Milton Nascimento, al que había conquistado haciendo sonar ollas y sartenes, el argentino Gato Barbieri le propuso que se fuera con él a grabar a Nueva York. Después de una gira con ese saxofonista, se instaló en París por cinco años antes de volver a Nueva York, lanzar en 1972 su primer disco como solista, Africadeus (aunque el año anterior había salido uno llamado El increíble Naná con [el guitarrista argentino] Agustín Pereyra Lucena), y trabajar con música en una clínica psiquiátrica infantil.

Participó en más de 800 discos, entre ellos el memorable Dança das cabeças (1976), con Egberto Gismonti; y tanto su rico manejo de instrumentos como los personalísimos sonidos que hacía con la boca pueden rastrearse en grabaciones de gente tan prestigiosa como Miles Davis, Pat Metheny (cuyo grupo integró durante tres años como invitado especial), el violinista francés Jean-Luc Ponty, el saxofonista Jan Garbarek, BB King, Talking Heads, Paul Simon, Gilberto Gil, Caetano Veloso, María Bethânia y Marisa Monte. Por otra parte, integró el grupo Codona con el trompetista Don Cherry y el percusionista Collin Walcott, y su nombre aparece en bandas sonoras de películas como Down by Law, de Jim Jarmusch, y Amazonas, de Mika Kaurismäki. La revista estadounidense de jazz Downbeat lo distinguió como el mejor percusionista del año desde 1984 hasta 1990.