La presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, dijo ayer que no espera que los riesgos globales tengan un “profundo impacto” sobre la economía de Estados Unidos y agregó que todavía era apropiado que esa institución procediera con cautela para el alza de las tasas de interés. “Los acontecimientos en el exterior indican que para cumplir con nuestros objetivos de empleo e inflación se requerirá probablemente un curso para la tasa de fondos federales algo más lento de lo que se anticipaba en diciembre”, destacó Yellen en referencia al momento en que la Fed subió las tasas de interés por primera vez, luego de diez años consecutivos de tasas bajas. En el discurso que pronunció en el Economic Club de Nueva York hizo sus primeros comentarios públicos luego de que varios miembros de la institución reclamaran públicamente anticipar el aumento de las tasas para abril.

Desde hace dos semanas se rumoreaba que una tercera parte de los miembros de la Fed la estaba presionando para volver a subir las tasas de interés en la próxima reunión de la institución, que se llevará a cabo en abril, lo que nuevamente podría provocar un fortalecimiento global del dólar. Esta mayoría cuestionaba la prudencia con la que Yellen maneja el desmontaje de los estímulos monetarios que han sostenido el débil crecimiento de la economía estadounidense.

El lunes 21 de marzo, el presidente de la Fed de Atlanta, Dennis Lockhart, opinó que la economía ya estaba lo suficientemente sólida para tomar la decisión de incrementar la tasa de interés en un cuarto de punto. “Hay evidencias suficientes en los datos económicos para dar el paso”, afirmó; de esta manera se colocó en el bando que lidera Esther George, la presidenta de la Fed de Kansas City, que es además la principal opositora a la línea de Yellen. Patrick Harker, presidente de la Fed de Filadelfia, fue mucho más claro y sus palabras contribuyeron a alimentar la confusión respecto de la estrategia que va a seguir la institución. Harker sostuvo que “los argumentos son sólidos” y lo ideal es que se revisen las decisiones al menos tres veces durante este año si la economía evoluciona bien, aunque lo planificado era que hubiera sólo dos instancias de revisión.

A pesar de que Lockhart no ha votado en lo que va del año en favor de nuevos aumentos de las tasas, integra, junto con George y Harker el grupo de “halcones del comité”, como se conoce a quienes dentro de la Fed son más proclives a las políticas restrictivas, que defienden más el control de la inflación que el crecimiento.

Todas estas declaraciones tuvieron consecuencias. Según el indicador FedWatch que elabora el CME Group -una compañía financiera que especula en el mercado de “futuros”-, las expectativas sobre una suba de las tasas el 27 de abril han crecido a raíz de las declaraciones de los distintos presidentes regionales de la Fed. Como consecuencia, el mercado ha buscado anticiparse, y se ha visto cómo el dólar subió respecto del yen y del euro durante la semana pasada y los primeros días de esta.

Pese a que la Fed es un organismo independiente, este es un año de elecciones presidenciales en Estados Unidos y los principales candidatos del Partido Republicano, el multimillonario Donald Trump y el senador de Texas Ted Cruz, han anunciado que deberían hacerse auditorías en la Fed. Incluso Trump acusó a esa institución de estar politizada y a Yellen de no querer subir las tasas por petición del presidente Barack Obama, en un intento de apoyar a los demócratas en las elecciones.

De acuerdo con los datos del Departamento de Comercio, la economía de Estados Unidos crece a un ritmo de 1,4%, y un endurecimiento de la política monetaria podría debilitar la actividad económica durante los próximos meses, por lo que, de cara a las urnas -39% de los votantes declaró que es el tema que más le importa-, el enlentecimiento de la actividad jugaría a favor del candidato republicano.

La presidenta de la Fed optó por evitar la confrontación pública e insiste en que intercambiar opiniones hace más viable el consenso, pero también admite que la reunión de abril podría ser el escenario de subas del precio del dinero.

Para otro grupo de miembros de la Fed, la baja inflación -relacionada con un nivel de actividad no muy afianzado- cuestiona los eventuales aumentos de las tasas. Charles Evans, considerado uno de los miembros favorables a la “laxitud monetaria”, cree que la Fed puede permitirse que la inflación rebase el 2% anual, y él es, justamente, quien puede hacer que la balanza se incline hacia uno u otro lado.

El Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos aumentó a una tasa anualizada de 1,4% en el cuarto trimestre de 2015, con lo que el crecimiento acumulado de la economía del país ese año fue de 2,4%, el mismo que en 2014, lo que supone una mejora respecto de las estimaciones previas, que apuntaban a apenas 1%, informó el lunes 28 el Departamento de Comercio de Estados Unidos. La superación de las expectativas se debió al aumento en el gasto de consumo en recreación, transporte y otros servicios. El gasto de consumo aumentó 2,4% en los últimos tres meses de 2015, frente al 2% estimado previamente. Sin embargo, los beneficios de las empresas corporativas disminuyeron 8,1% en el cuarto trimestre respecto del tercero; esto representa la mayor caída trimestral desde el primer trimestre de 2011, lo que puede debilitar la inversión privada. “Queda trabajo por hacer, pero el presidente está comprometido con las políticas que impulsarán nuestro crecimiento a largo plazo”, destacó Jason Furman, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, en referencia a medidas para apoyar la innovación y la inversión en infraestructura y la formación laboral.