-¿Qué balance hace de las movilizaciones?

-Creo que fue la manifestación más grande que han hecho. Eso refleja lo que pasa con el gobierno en este momento, que es de muchas dificultades. Hay una alianza muy fuerte que une a una parte de la oposición, a los principales medios de comunicación y a algunas partes del aparato del Estado -como la Fiscalía y la Justicia-. Se trata de un movimiento organizado, que define todos los pasos hasta llegar a donde ellos quieren: tirar abajo el gobierno de la presidenta Dilma. Tenemos otros problemas, como la aparente salida del segundo partido del gobierno, el PMDB, que ya empieza a discutir con la oposición las salidas para la crisis y propone un sistema parlamentario.

-¿Este alejamiento del PMDB debilita la posición del gobierno ante el pedido de juicio político?

-Nosotros vamos a defender que la presidenta pueda gobernar hasta el final de su mandato. Si hoy se viene el impeachment, creo que tenemos fuerza para impedirlo en el Parlamento, pero con estas movilizaciones y este intento de acuerdo entre la oposición y el PMDB, no lo sabemos. Al mismo tiempo, tenemos el deseo de estos sectores no sólo de tirar abajo al gobierno sino también de impedir que el presidente [Luiz Inácio] Lula [da Silva] pueda ser candidato otra vez. Hay una verdadera persecución jurídica para impedir que reúna las condiciones para ser candidato en 2018.

-Usted decía que el gobierno cree que está en condiciones de impedir el impeachment: ¿se refería a impedir que se realice o que termine con una condena a Rousseff?

-Hasta la semana pasada teníamos condiciones de impedir que se hiciera en el Parlamento.

-¿Impedir la realización del juicio político no es postergarlo, patear la pelota para adelante?

-Lo mejor es que se pueda votar más adelante. Nosotros vamos a hacer también algunas manifestaciones en estos días, el 18 y el 31 de marzo, vamos a mostrar la fuerza que tenemos y que no les será fácil hacer este golpe, pero la situación es muy difícil. Hay una cosa que no sabemos si va a ocurrir, y es que la presidenta ha invitado al presidente Lula para que sea parte del gobierno. A pesar de que está un poco desgastado con todo esto, creo que puede significar un factor de estabilización. Hay sectores del PMDB que piensan que si Lula va al gobierno y ella le da poderes para hacer algunas cosas se puede ir hacia una estabilización. Muchos de nosotros queremos a Lula [en el gobierno], pero otros no lo quieren, piensan que puede convertirse en una cosa que no sea buena ni para él ni para ella, que perderían los dos.

-En los últimos meses Lula y Rousseff han defendido posiciones diferentes, sobre todo ante la crisis económica.

-Pero eso no es una ruptura, es una diferencia de posiciones.

-Claro, pero tener a Lula en el gobierno podría generar que existan diferentes posiciones dentro del propio Ejecutivo, y que provengan de dos figuras tan importantes como Lula y Dilma.

-Sí…

-¿Cómo afecta esta situación a la actividad parlamentaria? Porque hay varias medidas, muchas de ellas dirigidas a paliar la situación económica, que están pendientes de votación.

-Hasta la semana pasada había una buena situación en el Senado, las cosas estaban controladas. Ahora, no sé esta semana.

-En la Convención Nacional del PMDB se habló de tomar una medida que diera independencia tanto a diputados como a senadores, hubo algunos que se pronunciaron en contra de Rousseff...

-Sí, es un momento muy difícil.

-¿Qué perspectivas cree que puede haber de acá en más?

-Es muy difícil saberlo, porque esto depende de muchas cosas, es muy difícil hacer una previsión. Esto depende también de cómo respondan los movimientos sociales en los próximos días. El 18 habrá una buena movilización, claro, pero no será como la de hoy [por el domingo]. Estas movilizaciones son convocadas por movimientos e incluyen a muchas más personas que los partidos opositores. Hoy, por ejemplo, los líderes de la oposición, Aécio, Alckmin [en referencia al senador y ex candidato presidencial Aécio Neves y al gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin], fueron rechazados en la movilización, no pudieron hablar. Creo que es un movimiento contra la política, entonces no sé si la población va a aceptar tan fácil que uno de ellos llegue al poder sin votos ni elecciones. Es muy difícil de prever. Creo que si no hacemos nada, si no hacemos ninguna movilización, vamos a ser derrotados.

-Estas movilizaciones tienen una impronta muy ciudadana -con mucha presencia de la elite brasileña e incluso con algunos nostálgicos de la dictadura- pero ciudadana al fin. Algunos politólogos hablan de la posibilidad de que surja en Brasil una figura apolítica que represente a la gente que se moviliza...

-Sí, creo que es una posibilidad, pero no sé si va a conseguir mantenerse hasta 2018. Tenemos casi tres años de mandato por delante. A este juez de Curitiba [el que lleva adelante la causa de Petrobras, Sérgio Moro] hay algunas encuestas que lo muestran con 17% [de intención de voto], casi lo mismo que tiene Lula actualmente.

-Pensando en las elecciones de 2018, si Lula es condenado no puede presentarse como candidato. En ese caso el PT tendría un escenario difícil por delante.

-Muy difícil, muy difícil. Creo que van a intentar [que sea condenado antes de las elecciones], no sé si lo van a lograr, tienen que tener mucho coraje… Pero con los medios y todo… Si es condenado en un tribunal de primera instancia ya no puede ser candidato.

Por una ley que aprobó él mismo, además, la Ficha Limpia. Es muy irónico eso: los gobiernos de Lula y de Rousseff invirtieron bastante más que los anteriores en la lucha contra la corrupción y hoy el más afectado políticamente por las investigaciones en Petrobras es el propio PT, pese a que tiene menos personas investigadas que otros partidos.

-Sí, es el más afectado aunque no haya muchas personas del PT involucradas. El problema es que el tesorero [del PT, João Vaccari Neto] estaba de alguna manera involucrado, pero sobre algunos de los demás no hay pruebas, sólo un empresario u otro que dicen... Es muy difícil, es un momento muy difícil.

-¿Cómo ve el papel de los medios de comunicación? ¿El PT se equivocó al no impulsar antes una reforma dirigida a garantizar más pluralidad de medios?

-Sí. Somos víctimas de nuestros errores. Hoy no hay un partido de oposición, ese lugar lo ocupan la Globo y otros medios de comunicación. Pero nuestro gobierno no ha hecho muchos cambios que hayan perjudicado a los empresarios… Creo que en el fondo es una cuestión de clase: no aceptan que un obrero haya sido el mejor presidente de Brasil o que una mujer y ex guerrillera llegue a la presidencia; no les gusta ver a los pobres tener una vida mejor, consideran que tienen que ser pobres para toda la vida. Igual, creo que éste es un momento difícil para toda la izquierda en el continente, vivimos un nuevo ciclo [de regreso de la derecha] y Brasil es muy importante para retrasar esos cambios.

-¿Esperaba otra reacción del brasileño de a pie en defensa del gobierno?

-Nosotros no supimos ir al enfrentamiento, pero ahora vamos a hacer una lucha muy fuerte. Creo que tenemos unos 30 días para definir esta lucha. Si conseguimos desplazar el impeachment en la Cámara de Diputados, ellos tienen que parar de atacarnos, porque es el país el que está sufriendo. Si ellos consiguen hacer lo que quieren, no se van a sostener por mucho tiempo, porque todas las políticas que defienden van en contra de lo que nosotros hicimos, especialmente con los pobres.