Salah Abdeslam, que en Europa era el fugitivo más buscado desde que se detectaron sus vínculos con los ataques de noviembre en París, fue arrestado el viernes en Bélgica, en Bruselas, después de un tiroteo con la Policía, y se encuentra recluido en una cárcel de máxima seguridad en la ciudad de Brujas. Sobre Abdeslam pesan los cargos de “asesinatos terroristas” y “participación en actividades de un grupo terrorista”.

Ayer el canciller de Bélgica, Didier Reynders, informó que Abdeslam “estaba listo para volver a empezar algo en Bruselas” y aclaró que “en las primeras investigaciones” se encontraron varias “armas pesadas”. Agregó: “Encontramos una nueva red alrededor de él en Bruselas”. Reconoció además que si bien al principio buscaban a “una decena” de responsables, ahora “están seguros” de que hay “más de 30 personas implicadas”.

Después de ser detenido, Abdeslam reconoció ante un juez que tenía previsto hacer estallar el cinturón de explosivos que llevaba con él en el estadio de Francia, junto a los otros tres jihadistas, pero que a último momento “se arrepintió”. Reynders subrayó: “No sabemos por qué, pero se detuvo”.

El fiscal de París, François Molins, pidió el sábado en una conferencia de prensa que esta confesión sea tomada “con precaución”, porque existen elementos que parecen desmentirla y “sobre los cuales tendrá que dar explicaciones”. Para Molins, el detenido es “un actor clave” en los ataques de París, reivindicados por el grupo jihadista Estado Islámico, porque “tuvo un papel central en la conformación de los comandos” y en los preparativos logísticos, como ya demostró la investigación en los últimos meses.

Unas horas después de la captura de Abdeslam, el presidente francés, François Hollande, aseguró que su gobierno pedirá una orden de extradición para él. Esta extradición puede tener lugar en un plazo de dos meses, aunque puede prolongarse hasta tres. El ministro de Justicia belga, Koen Geens, aprobó la decisión de Hollande, ya que “los hechos más graves tuvieron lugar en Francia” y allí deberían ser juzgados. Sin embargo, el abogado de Abdeslam, Sven Mary, dijo el sábado que aunque su cliente “colabora con la Justicia belga y admite que estaba en París el 13 de noviembre”, se niega a ser extraditado.

La Policía de Bélgica detuvo el viernes a otras cuatro personas: a Amine Choukri, imputado con los mismos cargos que Abdeslam, y a tres miembros de la familia que hospedaba a este último. Uno de estos fue acusado de participar en actividades de un grupo terrorista y de encubrir a terroristas, otra fue acusada de encubrimiento, pero no privada de libertad, y la tercera fue liberada sin cargos. La Fiscalía belga explicó que la captura se llevó a cabo después de registrar los distritos de Molenbeek, Saint-Jean y Jette durante dos horas. Abdeslam y Choukri fueron interceptados juntos en Molenbeek, la misma ciudad en la que lo buscaban prácticamente desde noviembre.

El primer ministro de Bélgica, Charles Michel, calificó la detención como “un éxito en la batalla contra el terrorismo” y destacó el trabajo “profesional” realizado por las fuerzas de seguridad belgas. También explicó que el Órgano de Coordinación para el Análisis de Amenazas, que decide el nivel de las alertas, evalúa si mantener el nivel en 3 -sobre una escala de 4- que se instauró tras los atentados en París, o aumentarlo, considerando que los ataques podrían cometerse ahora en territorio belga.