Al humor uruguayo actual le falta originalidad, y todo el mundo sabe que, cuando esto ocurre, no hace reír. Hoy en día hay un gran enemigo para nuestro humor: internet. Son tiempos de copy-paste, de libretistas de carnaval que bajan chistes de algún sitio peruano y los guardan en el historial del Firefox para no tener que buscarlos de nuevo al año siguiente, de portales noticiosos que destinan a videos virales de gatitos boxeando con su sombra el espacio que deberían dedicar a la cotización del dólar o alguna publicidad. La única opción de resistencia que nos queda es la originalidad. En esta entrevista vía correo electrónico con Carlos Tanco, cofundador de No toquen nada, una voz referente que engalana con su ausencia ese programa cada mañana, nos propusimos escaparle a los lugares comunes que nos contagian desde los grandes medios de comunicación extranjeros y en lugar de eso apostar a lo local, lo nuestro, lo intransferiblemente uruguayo.

-Tu humor logró conectar mucho con el público. ¿Cuánto tuvo que ver el hecho de estar rodeado de figuras como Javier Portales, el Facha Martel o Divina Gloria?

-Ah, qué buena pregunta, es una gran pregunta: si hubiera un Nobel a las mejores preguntas lo ganaría seguro, o al menos un Iris, o un Miriam. Pero me gustaría responderte la increíble pregunta que me hiciste parafraseando una idea de [Luis] Buñuel que más o menos resume lo que pienso al respecto: “En realidad no me gusta trabajar. Trabajo muy duro en la ociosidad. Soy capaz de pasar meses sin hacer nada y me gustaría terminar haciendo nada. Cita de Conversaciones con Buñuel (1985), de Max Aub. www.elpais.com.uy/tvshow/Javascript/3G/torrent://SiZ=9yX=8entoncesy-x=? Click aquí para enviar mensaje. Vota por esta frase: ocho votos”. No recuerdo si esas eran exactamente las palabras de Buñuel, creo que sí.

-Claro, pero Trostky seguramente estaba al tanto de los genocidios que estaba planeando Stalin. ¿Su distanciamiento se debió a cuestiones ideológicas o tácticas? [Piensa antes de contestar. Mira la calle a través de la ventana del café Herrengasse. Es la hora más agitada en las calles de Viena. Los niños regresan de la escuela con un falstung de fresa en las manos. ¿Podría haber sido él uno de aquellos niños antes de la Segunda Guerra Mundial? Hoy, 27 de octubre de 1996, es imposible saberlo].

-En primer lugar, no quise interpretar el papel, en absoluto. Busqué a los actores que me parecían idóneos para el personaje: Dustin Hoffman, Robert de Niro, Robin Williams, Eduardo D’Angelo... pero todos estaban de gira o en otra película. A mi pesar, me tuve que contratar. Soy el último actor en el que pensé, lo cual no me convierte en el más idóneo. Y, en segundo lugar, nadie se acuerda del que entra en segundo lugar, la gente se acuerda del campeón.

-Me gusta esta frase para terminar la entrevista. Muchas gracias, señor Trump.

-Me alegra que me hagas esa pregunta, es una gran pregunta, una pregunta muy inteligente, y además es una pregunta que nunca me habían hecho antes. ¿Sabés cómo le dicen a Peñarol? Carlos Gardel.

-¿Por qué?

-Por algo de que venía muerto de Medellín, pero no me acuerdo bien cómo terminaba.

-Brillante. O sea: todavía no está pronto, pero tiene un potencial bárbaro ese chiste.

-En realidad no me gusta darle todo digerido a la gente, ¿entendés? Así, masticado, un producto livianito no, me gusta más tirarle el chancho y que cada uno se arme su propio chacinado, que cada uno sea su propio Otonello Hermanos, cualquiera de los hermanos, el que prefiera, que la gente complete con su información y su creatividad lo que... [mira el celular] tengo dentista a las cinco, ¿vas para el centro?