Daniel Olesker encabezará la lista 4 en las internas del Partido Socialista (PS), que se llevarán a cabo el 13 de marzo. Representa a la corriente conocida como “garganista”, “ortodoxa” o “removedora” y quiere que el cargo al que se postula sea en el futuro de dedicación exclusiva, como hoy lo es la presidencia del Frente Amplio (FA). En diálogo con la diaria, el ahora asesor del Instituto Cuesta Duarte y ex ministro de Desarrollo Social argumenta por qué es necesario que el PS cambie su actual conducción, visualiza qué papel debe jugar este sector político dentro del FA y marca sus diferencias con quienes apoyan a Mónica Xavier para la secretaría general, sin dejar de reconocer el rol que tuvo la senadora en la conducción de la fuerza política.

-¿Por qué creés que necesita un cambio la actual conducción del PS?

-Para nosotros el PS se encuentra en una situación de crisis. Entendemos que éste es un diagnóstico en el que todos estamos de acuerdo. Hay tres áreas claves. Primero, una crisis política, de desdibujamiento del partido, que no tiene una iniciativa pública, no conduce, no lleva adelante posiciones en el FA ni en el movimiento sindical. Esta crisis política tiene el agravante de que no es porque el partido no tiene definiciones, sino porque la actual conducción ha decidido no ser portavoz de éstas. El partido dijo el 13 de abril de 2013 que el modelo de crecimiento con fuertes dosis de primarización tiende a enlentecerse, y que se requiere un cambio en el proceso de producción y en los temas tributarios. En agosto de 2015 dijo que, “en el actual contexto económico, el gobierno entiende que no es momento de aumentar impuestos; sin embargo, nosotros no lo creemos”. Podría seguir contando otra cantidad de definiciones. Sin embargo, ¿los principales dirigentes del partido proponen esto?, ¿van a la Mesa Política del FA o al Secretariado a plantear esto? No. Entonces hay un desdibujamiento que obedece a una actitud de no jugarse por la definición de las transformaciones.

Luego hay una segunda definición de la crisis, que es de formación y de debate político. El PS hoy perdió su escuela permanente de formación. Los compañeros que ingresan al partido no leen los documentos del partido. Nosotros proponemos recrear la escuela de formación permanente. La tercera crisis es organizacional y financiera. La necesidad de este cambio lo dice la lista 4, pero también lo sostuvieron los congresales en diciembre. Hay que recordar que durante el último congreso del PS la rendición de finanzas, de organización, propaganda, formación, relaciones nacionales y asuntos municipales y descentralización fueron, por primera vez en mucho tiempo, rechazadas por una amplia mayoría de congresales, que, por lo tanto, también le dieron a la dirección del partido un mensaje de cambio.

-¿Tenés una misma opinión de las tres listas que apoyan a Mónica Xavier?

-Creo que en el partido hay dos corrientes, o sea que desde el punto de vista conceptual entendemos que hay dos corrientes de opinión y dos posturas: la continuidad o el cambio.

-¿En el PS hay una división ideológica?

-Ideológica, no creo. Las cuatro listas aprobamos las tesis generales del partido y otros documentos. Lo que hay es una mirada distinta sobre tres o cuatro aspectos. Hay diferencias en la visión de la coyuntura, de la oportunidad política sobre cómo trabajar en el FA, y también hay distintas visiones sobre qué significa el apoyo al gobierno. Lo que hizo la reforma de los estatutos del PS fue legitimar la convivencia. Hoy es con representación proporcional, y todos nos alineamos detrás de los mismos postulados del socialismo. La reforma de estatutos generó esa convivencia y le va a dar más peso a la necesidad de la síntesis.

-¿Qué rol tiene que tener el PS en el FA? ¿Tiene que ser una balanza?

-No tiene que ser una balanza. Tiene que cumplir el rol de liderazgo en los compromisos programáticos que el FA ha asumido en 2013 y que es necesario llevar a cabo en este período de gobierno: la necesidad de una reforma tributaria de una segunda generación, el compromiso del 6% de Producto Interno Bruto para la educación. No hablo de un liderazgo en tanto ponerse por adelante del resto, sino para ser quien lleve adelante los principales postulados programáticos del FA.

-¿El PS se ha apegado mucho al Frente Liber Seregni en los últimos años?

-Sí. Es un hecho objetivo. Se ha apegado en algunas alianzas electorales, no en alianzas políticas. El PS ha priorizado las alianzas electorales frente a los acuerdos políticos, porque la base de un acuerdo político del PS es la lucha por el socialismo. Eso ha quedado minimizado respecto de las alianzas electorales, pero nosotros creemos que es bueno que el PS tenga una visión estratégica y que sus alianzas estén definidas por su compromiso programático.

-¿No corren el riesgo de abroquelarse al otro polo del FA, con el Movimiento de Participación Popular [MPP] y el Partido Comunista?

-No. Si leés el documento aprobado en diciembre, e incluso la discusión presupuestal que tuvieron los diputados Gonzalo Civila y Roberto Chiazzaro, hemos expresado que estamos preocupados por el carácter penalista y el redimensionamiento de los organismos de represión del Estado que está tomando algunas acciones de la política pública del Ministerio del Interior [cuyo titular es del MPP]. En la discusión presupuestal pasada propusimos reducir sus recursos para fortalecer las políticas sociales.

-¿Qué te pareció el período de Xavier como presidenta del FA?

-Hizo una muy buena gestión. Sacó al FA de cierto ostracismo en el que estaba. Los debes que tiene el FA, como la falta de iniciativa política, no son problemas de Mónica, sino de la estructura del FA. El mismo internismo en el que entró el PS también lo tiene el FA. Ella es un capital político muy importante del partido.

-¿La otra corriente de opinión del partido es obsecuente con el gobierno?

-La corriente que expresan la listas 1, 2 y 3 tiene una visión de apoyar al gobierno mucho más lineal que la nuestra. Eso no fue siempre así. Siempre pongo tres ejemplos para mostrar que se puede apoyar al gobierno diciéndole “esto no va”: en el primero, el canciller Reinaldo Gargano con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos; en este tercer gobierno, yo mismo y Gonzalo Civila con los temas del Fondo para el Desarrollo; pero en el segundo período de gobierno, el Poder Ejecutivo envió un proyecto de ley de participación público privada, y Gustavo Bernini, miembro de la Comisión de Hacienda de Diputados (y de la lista 2 del PS), dijo que había que fortalecer los controles del Estado. La iniciativa volvió al Ejecutivo y fue modificada. También lo hizo Julio Bango [también de la lista 2], cuando en el marco de la Estrategia por la Vida y Convivencia se envió un proyecto de aumento de penas para los menores. Los socialistas tienen la convicción de que si algo se escapa de la brújula, van y lo discuten. El año pasado, el vínculo entre el gobierno y la clase trabajadora estuvo difícil. Hay que recordar que el presidente dijo en un reportaje que sólo Gonzalo Civila le había dicho que la esencialidad en la educación era un error político, y que si otros se lo hubieran dicho quizá no hubiera tomado la decisión. El propio Vázquez está reconociendo la importancia de no ser lineal al gobierno.

-¿Este gobierno está menos a la izquierda que el anterior?

-No tengo el izquierdómetro para medir. Creo que el gobierno este año ha tenido menos impacto que los anteriores en su vínculo con el movimiento de los trabajadores y en la política salarial y de distribución de la riqueza. De hecho, en 2015 prácticamente la evolución de la masa salarial estuvo por debajo de la evolución del Producto Interno Bruto.

-¿Por qué no les gusta Javier Miranda como candidato a presidir el FA?

-Nunca dije que no me gustara. Lo que hemos dicho es que, como la elección del FA es el 29 de mayo y el PS va a reunir por primera vez su nuevo Comité Central el 19 de marzo, es ilógico que tome una posición previa a una elección que puede cambiar la relación política del partido. Una vez que el 19 nos volvamos a reunir, tendremos como lista una discusión y daremos una posición.