Tras el Consejo de Ministros que tuvo lugar ayer de mañana en la Torre Ejecutiva, Benech reconoció que actualmente “no hay ningún punto del país en el que la actividad agropecuaria no tenga problemas”, pero la declaración de emergencia en sólo dos departamentos del país responde a la necesidad de “tratar los problemas con tiempos distintos, según la urgencia”. Rocha y Treinta y Tres son prioridad, y así lo reconocieron los jerarcas consultados. Hay más de 300.000 hectáreas inundadas en el primero (casi un tercio del departamento), y el mismo problema aqueja a una gran parte de Treinta y Tres.

El subsecretario reconoció los problemas latentes en la lechería, la soja y el arroz debido a los “altos grados de humedad” y a las inundaciones que se registran en muchos lugares del país, pero consideró que la actividad que sufre “riesgo inmediato” en los departamentos en emergencia es la ganadería, por lo que la declaración busca “dar respuestas rápidas para que los animales no se mueran”. “Lo más importante es transmitir la preocupación, desde el gobierno, de que la cadena productiva siga viva; necesitamos priorizar”, agregó.

Para el presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Ricardo Reilly, la situación es “realmente dramática, no sólo en Rocha y Treinta y Tres, sino en todo el país”. “Estamos ante una emergencia social, productiva y logística”, afirmó. También lo sintió así el vicepresidente de la Federación Rural, Miguel Sanguinetti, quien sostuvo que “habría que declarar emergencia en todo el país”.

Consultado por la cuantificación de daños y pérdidas, Reilly sostuvo que “ahora es muy difícil saber con exactitud”, porque “aún estamos adentro” de la situación, pero que “seguro” son “pérdidas millonarias”. Coincidió en esa apreciación el presidente de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), Mario Buzzalino: “No hay números aún, ni de dinero, ni de cantidad de productores afectados”, sostuvo, alarmado porque “si las lluvias se prolongan una semana más, las consecuencias pueden ser caóticas”.

Los cultivos de estación, la soja y el arroz, probablemente sean los más afectados. “Si bien es probable que se puedan cosechar, va a haber importantes mermas tanto en rendimiento como en calidad”, sostuvo Reilly. La soja, en particular, pasa por un momento crítico. Después de la sequía de verano que afectó su floración, estas lluvias limitaron la capacidad de cosecha, porque las inundaciones no permiten la entrada a las chacras. Por ahora, se ha cosechado apenas 5% de lo cultivado, según datos de la ARU.

También están complicadas las chacras de arroz. En el este del país, más de la mitad -según datos de ARU- están bajo agua. “Cada día que pasa es un día perdido”, afirmó Sanguinetti, en referencia a la baja en rendimiento y también en calidad. Según Buzzalino, 65% del arroz “está perdido” a esta altura.

También la lechería, que ya estaba en una situación vulnerable, se encuentra en aprietos. “Las lluvias dificultan mucho el trabajo en los campos”, sostuvo Sanguinetti, quien consideró que a esto se le suman los déficits en maíz y sorgo, granos con los que se alimenta al ganado.

La producción hortofrutícola, en cambio, está mayoritariamente cosechada, pero aun así Buzzalino consideró que es probable que haya escasez de zanahoria, boniato y papa, porque la tierra está saturada de agua y resulta “imposible cultivar”. En cuanto a la cebolla y el zapallo, ya cosechados, los productores enfrentan el desafío de que no se pudran, porque la humedad ambiente genera la proliferación de bacterias y hongos.

Los problemas mencionados afectan en primer lugar a los productores, que se verán más perjudicados según el tamaño de sus establecimientos. “Para el productor chico que pierde la cosecha, probablemente sólo peligre la manutención de su familia”, sostuvo Buzzalino, y afirmó que hay que “estratificar de acuerdo a los daños”.

Aun así, el presidente de la CNFR dijo que “sin duda este tipo de accidente, en un país de base agropecuaria como Uruguay, lo pagamos todos, es dos veces jorobado”. Para el presidente de la Federación Rural, los daños de hoy a los productores “tarde o temprano” se trasladarán a los precios que paga el consumidor.

Desde el gabinete ministerial se confirmó, en primera instancia, la ayuda para los productores de los departamentos de Rocha y Treinta y Tres, a los que se les permitirá “acceder a fondos para comprar alimentos para su ganado”.

Dolores

El tornado que azotó Dolores pasó a 300 o 400 metros de la Cooperativa Agraria de Dolores (Cadol), que se encuentra en una zona descampada del lado oeste de la ciudad. El gerente de la empresa, Arturo Ross, sostuvo que el temporal arrasó con la infraestructura, fundamentalmente de chapa y hierro, y que el silo de material fue “todo lo que quedó”.

Actualmente la cooperativa está trabajando en una oficina prestada, lidiando con el Banco de Seguros del Estado y Surco Seguros -las dos aseguradoras de la empresa- en la búsqueda de cuantificar las pérdidas que, por lo que dijo Ross, son “prácticamente totales”.

También funciona el galpón de material en el que se llevan adelante las ventas de los 150 socios productores rurales de Cadol. Pero esas ventas se ven perjudicadas por la humedad ambiente, que ha disminuido la calidad y el rendimiento de los granos.