El juez argentino Norberto Oyarbide renunció a su cargo en medio de un proceso en su contra por el que podía ser destituido y en el que estaba acusado de mal desempeño de sus funciones. Ayer presentó su renuncia ante el ministro de Justicia, Germán Garavano, pero seguirá ejerciendo como juez federal hasta que el presidente Mauricio Macri acepte su dimisión. Se prevé que Macri lo haga el viernes 15, según confirmó el Ministerio de Justicia en de un comunicado.

Oyarbide inició el trámite para jubilarse hace un mes, el mismo día en que el Consejo de la Magistratura anunció que iniciaría el proceso en su contra. Este organismo investiga si Oyarbide frenó 20 allanamientos después de recibir una llamada de la Casa Rosada durante el gobierno de Cristina Fernández. Por este caso, el juez podría enfrentar un juicio político que hubiera puesto en riesgo incluso su jubilación como juez.

Ayer Oyarbide dijo a la prensa que dejaba el cargo porque “todo en la vida tiene un principio y un final”, que “necesita otras cosas” para “su vida” y que “jamás” tuvo “ningún tipo de presión”.

Durante sus 21 años de carrera, el magistrado atravesó decenas de denuncias y varios procesos de destitución, pero permaneció en su cargo.