El protocolo aprobado por el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) para actuar frente a alertas meteorológicas establece que cuando la alerta de riesgo sea de color rojo, “se suspenderán las actividades educativas”. Si el comunicado se conociera dentro del horario de clases, “las direcciones de los centros educativos comunicarán la eventualidad a las personas que se encuentren en el local, procurando que se sientan contenidas y protegidas”. También se prevé que “si existiera la posibilidad de accidente en algún espacio del local escolar, los estudiantes, docentes y funcionarios serán ubicados en el lugar de menor riesgo”, y que si los estudiantes “fueran menores de edad”, deberán esperar a que “sus padres o responsables los vayan a buscar para retirarlos del centro educativo, aunque haya finalizado el horario de clase”, con excepción de los alumnos de bachillerato, que podrán hacerlo bajo su propia responsabilidad. Cuando la alerta meteorológica sea de color anaranjado o amarillo, “las actividades educativas continuarán desarrollándose”, pero no se controlará la asistencia. Esta quedará a criterio de los padres o responsables de los alumnos, salvo que las autoridades mencionadas más arriba dispongan otra cosa, teniendo en cuenta “aspectos técnicos que pongan en riesgo la integridad física” de quienes estén en un centro educativo.