Fueron detenidos los dos implicados en los atentados del 22 de marzo en Bruselas que habían huido. Uno es Mohamed Abrini, el tercer terrorista presente en el aeropuerto de Bruselas, que en las imágenes de cámaras de seguridad anteriores al ataque aparecía con un sombrero, y el otro es Osama Krayem, implicado en el atentado en la estación de metro de Maelbeek.

Las huellas de Abrini aparecieron en el apartamento desde donde salieron los dos suicidas del aeropuerto, según confirmó el viernes el portavoz de la Fiscalía belga, Thierry Werts. El sábado, Abrini “reconoció su presencia en el lugar de los hechos”, informó la Fiscalía, que lo imputó por pertenencia a una organización terrorista y por asesinatos terroristas. El grupo Estado Islámico se atribuyó estos atentados, en los que murieron 32 personas.

De Krayem se supo que tuvo contacto con Khalid el Bakraoui unos minutos antes de que se hiciera explotar en la estación de metro, según informó la Fiscalía después del arresto. También lo identifican como el hombre que compró las valijas que se utilizaron para guardar los explosivos.

Por otra parte, la Fiscalía de Bélgica anunció ayer que los jihadistas “inicialmente tenía intención de volver a atacar en Francia”, como lo hicieron en noviembre, pero que decidieron atacar en Bruselas de forma “urgente” y “sorprendidos por la rapidez en el avance de las investigaciones”.

El ADN de Abrini ya había sido encontrado en un apartamento utilizado para preparar el ataque de noviembre en París, y por eso ya era buscado por la Policía belga. Cada vez se encuentran más nexos entre los ataques en la capital francesa y los de Bruselas.