La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió ayer que, en los últimos dos días, el deterioro de la situación humanitaria en Alepo, al noroeste de Siria, es “catastrófico”. Además instó a Rusia y a Estados Unidos a salvar “lo que queda” de la tregua firmada el 27 de febrero, después de que ataques aéreos destruyeran un hospital en esa ciudad durante la noche del miércoles. Los bombardeos mataron a una veintena de personas, incluyendo niños y médicos, y derribaron uno de los pocos centros de salud de la zona. “No puedo expresar con suficiente contundencia todo lo que está en juego en las próximas horas […] La vida de millones de personas está en peligro”, dijo ayer el presidente del grupo de ayuda humanitaria de la ONU para Siria, Jan Egeland, en una conferencia de prensa.

El hospital Al Quds, que contaba con el respaldo de Médicos sin Fronteras, estaba ubicado en una zona bajo control de milicias opositoras y fue bombardeado por aviones de guerra. Representantes del gobierno de Bashar al Assad negaron inmediatamente cualquier implicación en el hecho. Pero sólo el gobierno y sus aliados rusos cuentan con aviones de combate en este conflicto, que el 15 de marzo cumplió cinco años y según estimaciones del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, ya dejó cerca de 400.000 muertos.

Un vocero de la oposición, Abu Zaer al Halabi, dijo a la agencia Efe: “Por lo que hemos visto anteriormente y la experiencia que tenemos, creemos que fueron aviones rusos, pero no lo podemos confirmar”. En tanto, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, manifestó que todo apunta a que el gobierno sirio es el responsable y pidió a Rusia asumir su “urgente responsabilidad” de presionar a su aliado para que deje de violar la tregua. Por su parte, De Mistura instó a Rusia y Estados Unidos a que relancen con urgencia la tregua y llamó al gobierno sirio y a la oposición a retomar las conversaciones de paz que se desarrollan en Ginebra y que la semana pasada se congelaron otra vez.

En otro ataque, también en Alepo, murieron ayer 53 personas, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización civil opositora con sede en Londres. El observatorio también informó que 31 de esas personas murieron por ataques de aviones de guerra de origen desconocido en barrios controlados por grupos armados opositores, y las otras 22 por el impacto de cohetes disparados por facciones islámicas en áreas controladas por las fuerzas del gobierno.