El 29 de febrero, el presidente Tabaré Vázquez respondió por escrito el exhorto enviado por el juez Gustavo Iribarren en el marco de la causa que investiga la muerte de Adolfo Wasem, integrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y uno de los nueve rehenes de la dictadura. Wasem fue operado en 1981 de un tumor maligno en el cuello, y “debía seguir diversos tratamientos que sin embargo le fueron proporcionados en forma absolutamente discontinuada y en régimen infrahumano de reclusión”, indica el resumen del Observatorio Luz Ibarburu, en la ficha de seguimiento de la causa. Desde abril de 1984 estuvo internado en el Hospital Militar, en una “sala-calabozo y completamente aislado”, y murió en noviembre, a los 38 años de edad. La denuncia, presentada en 2012 por Sonia Mosquera y el hijo de la pareja, Adolfo Wasem Mosquera, busca determinar el efecto de la falta de atención, la tortura y el no cumplimiento de los tratamientos, así como las responsabilidades en el hecho.

De la historia clínica del Hospital Militar recogida en Investigación histórica sobre asesinados políticos por responsabilidad y/o aquiescencia del Estado (1973-1985) se desprenden los nombres de varios de los médicos que atendieron a Wasem, entre ellos Vázquez. De ahí que la fiscal Raquel González (que luego fue reemplazada por María del Huerto Martínez) le haya formulado, en calidad de testigo, diez preguntas a Vázquez, que respondió por escrito el 29 de febrero.

En las respuestas Vázquez señala que nunca estuvo vinculado laboralmente como médico con el Hospital Militar, que conoció a Wasem pero que este no fue su paciente y que solamente participó en el tratamiento de radioterapia que recibió en 1981. Añade que Wasem fue derivado del Militar al Instituto Nacional de Oncología para que recibiera el tratamiento de radioterapia, y que lo atendió siendo “funcionario dependiente del Ministerio de Salud Pública”.

Ante la consulta sobre si conoce a algunos de los oncólogos del Hospital Militar, Vázquez responde que afirmativamente. “Mantuve vínculo profesional con el Dr. K cuando trabajaba en el consultorio privado, donde era titular, en el período comprendido entre los años 1970 a 1986”, mientras que el otro médico nombrado, Dr. JG, también trabajaba en el consultorio y en el Servicio de Radioterapia de la Facultad de Medicina.

Las consultas de la fiscal también hacen referencia a las condiciones de reclusión y su posible efecto en la enfermedad de Wasem, a lo que Vázquez responde: “Declaro que desconocía las condiciones de reclusión del paciente. No puedo afirmar qué efecto o incidencia en la evolución de la enfermedad o en las posibilidades señaladas en la pregunta, pudieron derivar de la situación de reclusión. Aunque existen al respecto publicaciones científicas, a nivel internacional que plantean la posible o eventual relación entre la depresión, el estrés y determinadas patologías, entre las cuales se menciona el cáncer; como también otros trabajos científicos niegan tal vinculación”. Luego cita algunos trabajos sobre el tema, desde estudios científicos hasta noticias en internet, con posturas que mencionan la incidencia del estrés en el surgimiento del cáncer y las que lo descartan.

Pablo Chargoñia, el abogado coordinador del equipo jurídico del Observatorio Luz Ibarburu, consideró “sorprendente” esta última respuesta de Vázquez. El paso siguiente será concretar la audiencia con los cuatro médicos tratantes de Wasem en el Militar, ellos sí, en calidad de indagados. El juez ya solicitó la citación, y resta coordinar las fechas.