José Serra, el nuevo canciller brasileño, se reunirá hoy en Buenos Aires con su par argentina, Susana Malcorra, y con el presidente Mauricio Macri. No es casual que el primer viaje oficial de Serra sea a Argentina, un socio estratégico para Brasil que, además, tiene un gobierno de derecha. A esto se suma que el gobierno de Macri fue el único de la región que manifestó su “confianza” en el proceso que se llevó adelante en Brasil y que desembocó en el alejamiento del cargo de la presidenta Dilma Rousseff por 180 días.

Como canciller designado, antes de asumir el cargo, Serra dejó claro que la política exterior de Brasil daría un giro de 180º con él al frente. Entre otras cosas, dijo que la diplomacia brasileña “va a reflejar los valores de la sociedad brasileña y estará al servicio de Brasil, no de las conveniencias y preferencias ideológicas de un partido político”. Una de sus primeras medidas fue pedir una auditoría de los gastos que han implicado las embajadas abiertas en los últimos años (desde que comenzaron los gobiernos del Partido de los Trabajadores -PT-, en 2003), en particular en África y el Caribe. Muchas de estas embajadas fueron abiertas en el marco de la diplomacia “sur-sur” que caracterizó, en particular, la política exterior de los dos gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva.

Serra es un fuerte crítico del Mercosur, y durante sus campañas electorales (en 2002 y 2010 compitió por la presidencia con el Partido de la Social Democracia Brasileña y fue derrotado por el PT) llegó a decir que el bloque es “un lastre” para Brasil porque le impide hacer acuerdos bilaterales con terceros países. Entrevistado por O Estado de São Paulo en 2002, también criticó que Uruguay y Paraguay cuenten con el mismo poder de voto en el bloque que Argentina y Brasil, países que tienen un mayor Producto Interno Bruto. Más recientemente, acusó al presidente paraguayo, Horacio Cartes, de ser “el principal contrabandista de cigarrillos” hacia Brasil.

Desde Planalto, Serra ha bajado el tono, pero mantiene su meta de que el Mercosur otorgue “flexibilidad” para que los países miembros puedan hacer acuerdos de libre comercio con terceros países o unirse a otros bloques. Así lo dijo, por ejemplo, al diario argentino La Nación, en una entrevista en la que también afirmó: “El gobierno argentino cambió, el brasileño también; debemos comenzar una nueva etapa” en la cual “lo más importante son las políticas de Estado”.

En un acto público, Serra dijo el viernes que Brasil también buscará insertarse en la Alianza del Pacífico, que reúne a Chile, Colombia, México y Perú. Además, declaró a O Estado de São Paulo que la relación comercial entre Brasil y Estados Unidos “debe volverse más próxima”.

Las relaciones exteriores no son la única área en la que el gobierno del presidente en funciones Michel Temer intentó impulsar cambios radicales. Entre otras medidas, también quiso eliminar el Ministerio de Cultura, que ganó importancia durante los gobiernos del PT.

El cambio fue resistido por artistas e intelectuales, pero también por políticos, entre estos un grupo de nueve gobernadores que firmaron una carta en la que pidieron la restitución de la cartera, y el presidente de la Cámara de Senadores, Renan Calheiros, que pertenece, como Temer, al Partido del Movimiento Democrático Brasileño. En el Senado, Calheiros impulsó una iniciativa legislativa que revierte la decisión del Ejecutivo. Finalmente, Temer anunció el sábado que daba un paso atrás con su medida y que el Ministerio de Cultura seguirá existiendo.