En busca de un acuerdo con la Justicia en la causa que investiga la trama de corrupción de Petrobras, Sérgio Machado, presidente de una unidad de esa empresa, decidió ofrecer información mediante la figura de la “delación premiada” y grabó conversaciones con varios políticos. Uno de ellos fue Romero Jucá, que pidió licencia en su cargo de ministro de Planificación de Michel Temer después de decir que reemplazar a Dilma Rousseff por el actual presidente interino era una manera de frenar la “sangría” que hacía la Operación Lava Jato.

El miércoles se conoció otra charla, con el presidente del Senado, Renan Calheiros, que como Machado y Temer pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño. En el diálogo, Machado le sugiere un “pacto” para “pasar un borrador en Brasil” y Calheiros le dice que antes habría que regular esta práctica de las “delaciones premiadas de presos”, por las cuales avanzó el caso Petrobras, para ponerle freno.

Otra estrategia despliega José Serra, canciller de Temer, quien instruyó a los diplomáticos para que respondan a quienes cuestionen el juicio político contra Rousseff, según un memorándum al que accedió la agencia de noticias Reuters. “La prensa, académicos y miembros de la sociedad civil, así como líderes de organizaciones internacionales y representantes de gobiernos, se han manifestado frecuentemente de manera impropia y poco informada sobre la política interna de Brasil”, dice el documento, que llama a los diplomáticos a defender ese proceso de forma activa y les sugiere argumentos.