El partido alemán Die Linke (La Izquierda), primera fuerza de oposición en el Parlamento, cerró ayer un congreso nacional de dos días marcado por opiniones divididas entre sus miembros. Aunque la lista de temas era extensa, el debate se centró en un eventual acercamiento al Partido Socialdemócrata (SPD) -socio en la coalición de gobierno de la canciller Angela Merkel-, una idea que había propuesto un par de días antes el ex líder del partido izquierdista Gregor Gysi. El plan de Gysi es estratégico: a su entender, La Izquierda sólo podría ganarles a los conservadores liderados por Merkel y frenar el avance del ultranacionalismo si se presentara a las elecciones de 2017 junto al SPD y Los Verdes, la segunda fuerza opositora.

“De este congreso tiene que salir una señal fuerte a favor del cambio”, dijo en la inauguración el presidente del partido, Bernd Riexinger, que fue reelegido con 78% de los votos. El dirigente aprovechó para atacar al SPD y a Los Verdes, y dejó clara así su postura sobre la propuesta de Gysi. En su opinión, el SPD es cómplice de la política de Merkel, a quien responsabiliza de la “creciente precarización del mercado laboral” alemán y de las jubilaciones insuficientes. Aun así, varios militantes se pronunciaron a favor de la posible alianza.

El discurso de bienvenida de Riexinger fue interrumpido cuando un activista del colectivo Iniciativa Antifascista le tiró una torta en la cara a Sahra Wagenknecht, una dirigente del partido. Antes de retirarse, el joven repartió folletos en los que cuestiona a Wagenknecht por su postura frente a la crisis de los refugiados -hace poco dijo que en su país no hay más lugar para recibirlos- y la compara con Beatrix von Storch, del partido de extrema derecha y antiinmigración Alternativa para Alemania.