En la noche del jueves, en Brasilia, el ex presidente José Mujica se reunió con Luiz Inácio Lula da Silva. Ayer, luego de la sesión de la Cámara de Senadores, el senador del Movimiento de Participación Popular conversó con la diaria sobre ese encuentro y la situación actual de Brasil, y también sobre las perspectivas de la comisión legislativa que analizará los Panama Papers.

-¿De qué hablaron con Lula el jueves?

-Estuvimos conversando sobre la coyuntura. Hace tiempo que él tiene una visión de que hay una criminalización deliberada del PT [Partido de los Trabajadores] y de todo lo que hace, que es una campaña de la derecha y que se aprovechan circunstancias. Brasil está en una crisis económica, pero el asunto de la corrupción está en todas partes, es bastante viejo. Brasil tiene un sistema político muy complejo, con más de 30 partidos, y el que llega al gobierno tiene que negociar para poder establecer una mayoría. Y la negociación significa: “Me tenés que hacer un puente”, “me tenés que hacer una carretera”, “me tenés que ayudar políticamente para la próxima campaña electoral”. Eso es común y corriente hace años en todo el lenguaje de Brasil, lo que habla de los problemas que tienen los países federales y de lo que significa la mayoría parlamentaria, tan criticada, y los riesgos que supone no tener mayoría parlamentaria. La visión de Lula es que desgraciadamente se hizo una campaña electoral con un planteo de izquierda, y, en alguna medida, el gobierno después fue llevado a medidas de ajuste que le quitaron el apoyo popular de su propia gente. Entonces, en el momento de esa movilización de la derecha, la gente que había votado masivamente al gobierno no lo apoyaba.

-¿Se equivocó el PT con su política de alianzas?

-El PT nunca habría tenido mayoría en el Parlamento si no hubiera buscado alianzas; solo tampoco podía gobernar. Entonces, es muy fácil criticarlo, pero... Creo que el problema de fondo estuvo coyunturalmente en un programa de ajustes que sintió más la base social que lo tenía que apoyar. Y ahora mucha de esa gente que no se movilizaba está inquieta, no por defender al gobierno, más bien por defender a la democracia, porque siente que esto es un golpe de Estado. Se están procesando dos frentes populares, grandes, de movilización, en los que están algunos partidos de izquierda, pero hay también varios movimientos de masas. Y me parece que la presidenta probablemente se va a inclinar por mandar un mensaje de pedir elecciones generales, cosa que puede hacer constitucionalmente; pero es muy difícil que el Parlamento lo apruebe, porque hay mucha gente implicada que tiene fueros y no va a querer [arriesgarse a perderlos].

-¿Una convocatoria a elecciones anticipadas?

-Elecciones generales de la presidencia y del Parlamento parecería lo ideal para salir. Va a ser un problema político serio, porque si el Parlamento se niega, no va a quedar bien parado.

-Si se convoca a elecciones anticipadas, Lula se podría presentar.

-Y bueno, lo que pasa es que esta campaña hace pensar que van a tratar de seguir con Lula.

-Pero es la figura.

-En las encuestas es el que sale mejor, sí. Ahora, de todas maneras, yo como balance saco que a Brasil le va a costar superar esta crisis económica porque, aunque la mayoría del Parlamento se salga con la suya, hay una contradicción... Es muy difícil hacer andar un país con una contradicción tan grande entre capital y trabajo.

-¿Cómo afectaría a la región que Rousseff deje la presidencia?

-Me doy cuenta de que nos va a joder a todos. Porque después hay otro plano, que es el internacional. Que la defensa y el proteccionismo de Brasil desaparezcan, que los grandes circuitos de materia prima en los que produce Brasil vayan pasando a manos de las multinacionales... O sea, después están todas las cosas no dichas. Y el capital financiero, que se siente enemigo del gobierno, también está jugando sus cartas. Esto tiene una disputa por planos. Es complicado.

-¿Coincide con que en Brasil hubo una campaña de los medios de comunicación en contra del gobierno?

-Esa literatura la tengo muy escuchada en América Latina. Tontos de nosotros, los que somos de izquierda y nos creemos que el sistema empresarial nos va a financiar medios de prensa a nuestro favor. ¿Ta? Porque mantener una empresa implica un costo económico, y eso significa vender avisos, propaganda, y no creo que sean afectos [a apoyar a la izquierda].

-Se va a instalar una comisión legislativa para analizar la información surgida de los Panama Papers. ¿Le parece que hay que modificar la normativa para, por ejemplo, evitar la evasión impositiva que suponen las empresas offshore?

-Se va mucha plata, sí. Creo que hay una preocupación de entrarle a ese tema, de ver qué se puede hacer desde el punto de vista jurídico. Algo hay que hacer. Pero estas cosas van adelante de la realidad. Nosotros hemos mejorado mucho con la eliminación de las SAFI [Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión], pero poderoso caballero es Don Dinero. El dinero se escurre, y además es muy hipócrita la situación, porque los países centrales mantienen algunos santuarios que son intocables, y al final, ¿a dónde va la plata del narcotráfico? Tiene que ir a bancos, porque no se puede manejar semejante cantidad de plata clandestinamente. Está en la naturaleza del sistema financiero. El sistema financiero hace trampas para lavar dinero y para todo eso, y ahí es donde está el problema. Acá, en el país, se ha mejorado mucho, pero creo que se lava dinero en todas partes.

-¿Hay que nacionalizar la banca, entonces?

-Ah sí, yo siempre pensé eso. Pero me matan. Los créditos tienen que ser públicos, que haya bancos del Estado que compitan. Pero bueno.