La acumulación de los lodos que OSE ha ido tirando año a año durante décadas en la zona de su planta de Aguas Corrientes (Canelones) -que potabiliza agua para el consumo de 1.800.000 personas- “ha modificado la morfología del cauce por formación de islotes de sedimentos, afectando el uso tradicional” del Santa Lucía en esa zona, según indica un documento que en 2015 la propia OSE presentó ante el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA).

En mayo de 2013 el MVOTMA le pidió a OSE que al finalizar el año 2015 tuviera operativo un sistema de tratamiento de efluentes, pero el ente aún no presentó el proyecto definitivo y el estudio de impacto ambiental. Existe, sí, una comunicación de la solución sobre la cual trabaja: un sistema denominado “monorrelleno”, que implica deshidratar los lodos y enterrarlos en un predio de San José, en un proyecto para el cual el Estado debe invertir 30 millones de dólares, y luego afrontar un mantenimiento anual de elevados costos. Actores de los diferentes organismos afectados a la búsqueda de la solución coinciden en que “es muy difícil” que la década termine con el sistema ya operativo.

Barro, tal vez

“No es el barro común, sino algo pegajoso, y está empotrado. Tenemos filmado desde acá hasta Tajes [a más de 10 kilómetros], y nos han llamado desde Santiago Vázquez para decirnos que aparecen lodos”, comentó el alcalde de Aguas Corrientes, Álvaro Alfonso. Dijo que un joven falleció años atrás “porque cayó al barro y no pudo salir” y que “hace poco hubo un accidente de un chico de la escuela de canotaje, y lo salvó el entrenador de la selección uruguaya de canotaje, que es ducho porque conoce el río”. Vecinos de Aguas Corrientes consultados por la diaria narraron también esos episodios. Agregaron que, debido a los lodos, el Santa Lucía es cada vez menos profundo en esa zona y que en la parte más afectada es frecuente que los remos terminen cubiertos de dicho sedimento cuando se practican actividades náuticas.

El documento que OSE elevó al MVOTMA en 2015 fue elaborado basándose en un estudio de viabilidad ambiental de localización del proyecto Monorrelleno para la disposición final de los residuos sólidos del tratamiento de potabilización de la usina de Aguas Corrientes. El informe del estudio había sido emitido en octubre de 2014 por la consultora Seinco. En el documento, OSE explica cómo se originan los lodos: “El agua del río arrastra naturalmente pequeñas partículas orgánicas e inorgánicas y pequeños organismos en suspensión, así como otras sustancias naturales en solución. El proceso de potabilización busca retener la mayor cantidad de estas partículas y sustancias en las unidades de decantación y filtración, usando productos químicos que facilitan la retención, como paso previo a su desinfección. El lavado periódico de las unidades genera efluentes denominados ‘lodos de potabilización’, que son una mezcla líquida formada en su mayor parte por agua de lavado conteniendo un pequeño porcentaje de sólidos en suspensión y sustancias disueltas, entre los cuales se incluyen las partículas retenidas así como otros productos químicos con sus impurezas agregados durante el tratamiento (sulfato de aluminio, carbón activado, etc.)”. “El manejo actual de los lodos de potabilización es el vertido como efluente, sin acondicionamiento previo y con elevado contenido de sólidos suspendidos, en el río Santa Lucía, aguas abajo de la toma de agua bruta”.

Ni el río es el mismo…

En la “justificación del emprendimiento” realizada por OSE en ese mismo documento el ente admite que la actual forma de disposición de los efluentes de la planta “ha modificado con el paso de los años la morfología del cauce por formación de islotes de sedimentos en el río Santa Lucía, afectando el uso tradicional del mismo. [...] Se percibe entre la población local que los problemas de los lodos en el río han afectado tanto la economía como los usos y costumbres locales: la actividad turística (y por tanto económica), la navegación, las actividades del Club Náutico, la pesca, el uso de las playas. Es decir, afectan directamente a los habitantes de Aguas Corrientes”.

Cada vez más

Según datos de OSE dados a conocer este año en una respuesta a un pedido de informes del senador blanco Carlos Camy, “el volumen diario estimado de ese efluente es, en promedio, de unos 59.900 m3 aproximadamente”. Cuanta más agua potabiliza la planta, más lodos vierte. El ente deduce, según surge de la comunicación elevada al MVOTMA, que el volumen de agua bruta que deberá tomar del río aumentará aproximadamente 10% en los próximos diez años.

Valores tolerables

El estudio de viabilidad comunicado por OSE al MVOTMA tomó en cuenta los análisis de muestras de las unidades de potabilización, realizados “para conocer composición y características de los lodos”. Después de desaguados, “para determinar sus características como residuo sólido”, se les aplicó un test de lixiviación y se analizó la composición en fracción total. “Los resultados [...] muestran que ninguno de los elementos analizados supera el límite normativo”, al tiempo que “del análisis de la composición de lodos en fracción total se observa que los metales que se encuentran en mayor proporción en los lodos son el hierro y el aluminio, no identificándose sustancias peligrosas (carcinogénicas, mutanogénicas, tóxicas, nocivas o irritantes), que superen los límites establecidos”.

El alcalde de Aguas Corrientes narró que en 2012 también intentó estudiar la composición de los lodos, aunque por medio del LATU. “Las muestras las tomó la Armada, porque estaba haciendo una batimetría aquí. Un día me llamaron para decirme que justo a las que sólo tenían barro no podían analizarlas porque se habían hecho mal”, contó Alfonso, y agregó que le resultó inverosímil, ya que fueron tomadas por personas formadas y con experiencia.

La solución se hace esperar

En mayo de 2013 el MVOTMA presentó las 11 medidas del “Plan de acción para la protección de la calidad ambiental y las fuentes disponibles para agua potable en la cuenca del Santa Lucía”. La medida 6 era, precisamente, “implementar la solución definitiva al manejo y disposición de lodos de la planta de tratamiento de agua potable de Aguas Corrientes”. Se planeaba tener el proyecto ejecutivo listo en abril de 2014 y la obra ya finalizada y operativa en diciembre de 2015. En setiembre de 2014 OSE le aseguró al MVOTMA que la planta estaría lista y operativa en setiembre de 2017. Autoridades del MVOTMA consultadas por la diaria indicaron que no tienen información acerca de que OSE haya presentado el proyecto definitivo y el estudio de impacto, a partir de los cuales se autoriza la obra. Después podrá comenzar el proceso de contratación, para, nueve meses más tarde, firmar el contrato para la construcción, que llevaría un año y medio.

En abril el gerente general de OSE, Daniel García, dijo a la diaria que el ente estaba en la etapa de “estudio de soluciones”.

Del otro lado del río

El proyecto comunicado por OSE es el de un sistema de monorrelleno, localizado en la zona de Aguas Corrientes, pero no en Canelones, sino del otro lado del río, en San José. “El área mínima neta de monorrelleno requerida es de 166 hectáreas”, según OSE. De prosperar el proyecto, deberá expropiar alguno de los predios que ya tiene en vista para ejecutar la obra en una zona no inundable. Todos ellos pertenecen a la familia Gutman Ankelevich.

La comunicación del proyecto describe al monorrelleno como “un relleno de uso específico” para los “lodos deshidratados provenientes del tratamiento en planta potabilizadora”. Esta solución tiene un horizonte de 30 años. Los lodos se bombearían primero desde la planta potabilizadora para luego ser deshidratados mecánicamente. Luego los lodos deshidratados se trasladan en camiones para efectuar el “relleno propiamente dicho, en base a celdas confinadas mediante diques de contención perimetrales, drenaje inferior y longitudinal, relleno de lodo deshidratado y cobertura vegetal superior”.

30 millones de dólares, y objeciones

De acuerdo a la información divulgada por Presidencia de la República, la inversión para esta solución rondará los 30 millones de dólares. Los costos de mantenimiento, según datos extraoficiales, superarían ampliamente los 5 millones de dólares por año. La primera oposición al proyecto llegó desde la Intendencia de San José. El anterior director de Gestión Ambiental de esa comuna, doctor José Carlos Bisensang -hoy fallecido-, emitió en 2015 un informe -al que accedieron alcaldes de ese departamento- argumentando en contra del proyecto, por entenderlo contaminante. El actual director de esa repartición, Ramón Reyes, dijo que “no ha habido un planteo formal” aún y que prefiere no hacer público un juicio sobre lo que proyecta OSE. Incluso sostuvo que autoridades del ente le han manifestado que “todo es muy hipotético”. “Nosotros aconsejaremos y definirá el intendente, pero la visión oficial de la Intendencia se va a conocer cuando haya un planteo formal”.

El proyecto alternativo

Desde el Municipio de Aguas Corrientes se plantea, a la vez, otra solución, de acuerdo a un proyecto de estudiantes de la Universidad de la Empresa, dijo a la diaria el alcalde. La intención es construir bloques ecológicos similares a los ticholos, “pero más resistentes”.

Ese proyecto es impulsado por Javier González, economista uruguayo que promueve la campaña mundial Desarrollando Ciudades Resilientes, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR). “En vez de tirar los lodos al río, se los puede tirar a una máquina que fabrica bloques, y eso generará al menos ocho puestos de trabajo”, indicó Alfonso.

La comunicación del proyecto de monorrelleno que OSE elevó al MVOTMA incluye una mención a la posibilidad de utilizar los lodos para fines productivos, aunque la descarta por diferentes razones: “No presentan propiedades adecuadas para su uso como mejoradores de suelo”, y “por las grandes cantidades que se generan en Aguas Corrientes, no existe mercado en el país para la utilización [...] en cerámicas o ladrillos”.