Hillary se aseguró la nominación hace más de una semana, pero Bernie sigue sin ceder y apuesta todas sus fichas a la convención demócrata, que tendrá lugar el 25 de julio. Una vez ahí, Sanders pretende introducir cambios en el sistema del partido y llevar las propuestas que tuvieron más apoyo durante la campaña. La última oportunidad que tenía el senador para, al menos, sumar delegados la perdió el martes tras las primarias de Washington, en las que la ex secretaria de Estado arrasó con 79% de los votos. Ese mismo día, más tarde, los dos candidatos demócratas mantuvieron un encuentro que, según los equipos de campaña, fue “positivo” y se centró en el compromiso de detener al candidato presidencial republicano, Donald Trump, y de trabajar en unificar sus propuestas en temas como el aumento del salario mínimo, la universidad gratuita y la “eliminación del financiamiento no revelado” en la política. En una conferencia de prensa que brindó antes del encuentro con Clinton, Sanders dijo que en la convención exigirá modificaciones para hacer “más justo” el proceso para alcanzar la nominación, entre ellas cambiar a los líderes del Comité Nacional Demócrata, permitir que los candidatos independientes participen en la votación y eliminar a los superdelegados.

La respuesta para quienes preguntan qué espera Sanders para renunciar y apoyar a Clinton parece, entonces, clarísima: la principal es que quiere aprovechar la instancia de la convención para reformar el sistema del partido y lograr que se vote alguno de sus planes, con el objetivo de no decepcionar a las 12 millones de personas que votaron por él en los últimos cuatro meses. Esto no significa que no apoyará a Hillary. De hecho, ante la posible “amenaza” que representaría un gobierno de Trump, según manifestaron ambos en reiteradas ocasiones, el respaldo del senador hacia la demócrata parece inevitable. Los analistas políticos sostienen que el retraso en anunciar su apoyo a Clinton es, justamente, para obtener concesiones de la ex secretaria de Estado respecto a su agenda de políticas y reformas.

Pero podría tardar menos de lo pensado. Sanders anunció que esta noche transmitirá un mensaje que sus seguidores podrán seguir en internet pero no dio detalles sobre el contenido. Muchos creen que será el momento en el que retire su candidatura, consciente de que sus esfuerzos tienen que unirse a los de Clinton para frenar el avance de Trump y a sabiendas de que Hillary aceptará las condiciones que ya planteó. Para otros, tiene más sentido que anuncie públicamente el respaldo hacia Clinton pero siga en carrera para llevar a la convención la “revolución política” que le prometió a su electorado joven y progresista.

Conquistar a ese sector es el próximo reto al que se enfrenta Clinton, que logró el apoyo masivo de las comunidades hispana y negra, así como el de las mujeres, pero no el de los jóvenes que, como Sanders, rechazan el establishment político y que, en este punto, podrían inclinarse por Trump. Para lograr su respaldo, el consenso con Bernie será clave, así como la elección de quién la acompañará en la fórmula. Uno de los nombres que resuenan fuerte para ocupar ese lugar es el de la senadora Elizabeth Warren, que integra el ala más progresista del Partido Demócrata y comparte posturas con Sanders en asuntos como el control de los excesos de Wall Street y la lucha contra la desigualdad. Sin embargo, la semana pasada, en una entrevista con la cadena MSNBC, Warren dijo que no había hablado con Clinton acerca de la posibilidad de ser su compañera de fórmula y que no fue evaluada para ocupar ese lugar.