El referéndum sobre la salida británica de la Unión Europea, que inspiró a partidos nacionalistas de otros países del bloque a impulsar iniciativas parecidas, causó una reacción distinta en Australia. Según informó la BBC, el Movimiento Republicano de Australia promueve lo que ha llamado el “Auexit”, una propuesta de abandonar los vínculos que tiene el país con la monarquía británica y respaldar así su relación comercial con Europa.

En 1999 fueron los australianos los que celebraron un referéndum, en este caso para determinar si querían establecer un sistema republicano, pero 54,87% de los votos apoyaron la opción de mantener a la reina de Inglaterra como monarca, representada en el país por el gobernador general, y un Ejecutivo dirigido por el primer ministro. Aquel referéndum, recordó la agencia de noticias Efe, fue promovido por el actual primer ministro Malcolm Turnbull, que entonces era el líder del Movimiento Republicano de Australia. Ayer el gobernante aclaró: “Me mantengo como un republicano firme y comprometido, y siempre lo seré. [Pero un cambio de régimen] no es el tema central de hoy”.

Turnbull intentará el sábado mantenerse en el gobierno, donde hoy lidera una coalición conformada por su Partido Liberal y el Partido Nacional, que es fuerte en las zonas rurales del país. Según una encuesta publicada por Sunday Telegraph, esa coalición reúne 42% de intención de voto, seguida por el Partido Laborista, liderado por Bill Shorten, con 35%.

Tanto el oficialismo como la oposición llegan con dificultades a esta elección. Turnbull decidió convocarla porque no contaba con la mayoría parlamentaria que necesita y varias de sus iniciativas fracasaron en el Senado. Además, los dos grandes partidos, el Liberal y el Laborista, tuvieron luchas internas por la conducción en los últimos años. Desde 2010, cuando el laborista Kevin Rudd dejó el gobierno en manos de Julia Gillard, que lo desbancó en la interna de su partido, hubo varios cambios de gobernante. En 2013 Rudd logró recuperar el liderazgo y el cargo de primer ministro, pero ese mismo año llegó al poder el liberal Tony Abbott. En 2015, Turnbull desplazó a Abbott y comenzó su mandato.

De acuerdo con Efe, una encuesta publicada esta semana concluyó que el brexit favorece el voto a Turnbull. El primer ministro se presenta a sí mismo como la opción que ofrece estabilidad ante un escenario económico incierto. A su entender, “cabeza fría, mano firme y un plan económico fuerte son fundamentales para Australia para afrontar estas repercusiones negativas”. Al mismo tiempo que plantea una conducción económica de derecha, Turnbull, a diferencia de muchos de sus compañeros de coalición, está a favor del matrimonio gay y de tomar medidas contra el cambio climático.

Shorten, por su parte, enfrenta críticas acerca de que no tiene experiencia para conducir la economía, y también se lo acusa de haber apoyado sucesivamente a Rudd y a Gillard en la interna de su partido (del mismo modo que cambió de equipo de rugby o pasó de católico a anglicano), y de haber promovido así las crisis de liderazgo que llevaron a la derrota de los laboristas en 2013 y al surgimiento de su propia figura. En cualquier caso, el dirigente -un ex secretario general del Sindicato de Trabajadores Australianos, que promete crear empleo e invertir en educación y salud- le hace frente al candidato liberal y le aclara que la economía es importante pero se debe “poner a la gente primero”.