El viernes se supo que había fallecido, a los 75 años de edad, el violinista inglés Dave Swarbrick, y la noticia pudo haber pasado bastante inadvertida en esta parte del mundo, pero vale la pena explicar por qué era importante ese veterano con un apellido difícil de pronunciar. Swarb fue una figura clave en la versión británica del folk-rock, una corriente que se expandió por el mundo desde mediados de los años 60 y cuya fuerte influencia continúa.

Se podría decir que todo empezó mucho antes, cuando los músicos de blues que habían migrado del sureste rural de Estados Unidos hacia centros urbanos de otras regiones se pasaron a instrumentos amplificados, le dieron más relevancia y regularidad a la percusión y desarrollaron nuevos géneros sin los cuales nunca habría llegado a existir el rock and roll. Los caminos de la cultura suelen ser sinuosos y entrecruzarse: el blues, el rhythm and blues y el rock and roll estadounidenses influyeron en jóvenes británicos, la música de esos británicos influyó en jóvenes de Estados Unidos, y de los dos lados del Atlántico las nuevas formas de música popular empezaron a mezclarse con otras. En medio de esa efervescencia, los estadounidenses The Byrds no fueron los primeros que combinaron ritmos y estructuras folclóricas con arreglos para guitarras eléctricas, bajo y batería, pero sí fueron, con su versión de “Mr Tambourine Man”, de Bob Dylan, en 1965, los que definieron el formato de lo que empezó a llamarse folk-rock.

En Inglaterra,viendo cómo los yanquis habían “electrificado” su folclore, a más de uno se le ocurrió hacer lo mismo. Los precursores fueron varios (por ejemplo, el enorme Alan Stivell, un bretón que empezó temprano a explorar la combinación de música tradicional celta con rock), pero el punto nodal donde se definió el género fue la banda británica Fairport Convention, que ya contaba en su formación con dos músicos excepcionales -la cantante Sandy Denny y el guitarrista Richard Thompson- y agregó, sobre fines de los 60, a un tercero: Dave Swarbrick. Tenía formación como violinista, pero venía trabajando en el circuito folclórico tradicional como ejecutante de ese pariente cercano del violín que se llama fiddle (usualmente un poco más chico, y con un tendido más plano de las cuerdas, que facilita su uso para tocar acordes). Swarb había grabado numerosas canciones tradicionales con el guitarrista Martin Carthy, y cuando empezó a trabajar con los Fairport los ayudó a invadir el mundo de las jigas, los reels y las gaitas, para convertirlo en una forma de rock.

El primer resultado integral fue el disco Liege & Lief, de 1969, que no fue un gran éxito de ventas pero resultó muy influyente.

La mayor parte de Liege & Lief era un repertorio folclórico tradicional (incluyendo un popurrí de temas bailables) ejecutado como nunca antes, con una base rítmica que no tenía nada que envidiarle al rock pesado, solos virtuosos de Thompson y de Swarbrick (con un fiddle eléctrico), y sobrevolando todo la voz de Denny, intensa y etérea (para que la ubiquen, fue la única persona a la que Led Zeppelin invitó a cantar en una grabación: está en “The Battle of Evermore”). La experiencia del folk-rock fue replicada en muchos otros países, a veces con esa etiqueta (por ejemplo, la banda francesa Malicorne), a veces con otras (como el flamenco-rock español) y a veces sin ninguna (como los Montevideo Blues uruguayos, encabezados por Dino a comienzos de los 70). Hoy no se habla mucho del género como tal, pero su espíritu es un claro antecesor de mucho de lo que suele ser clasificado como “world music”.

Pocos años después de Liege & Lief, Thompson y Denny emprendieron otros caminos, y Swarb pasó a ser durante los años 70 el orientador musical de la banda (que sigue trabajando y ya pasó la frontera de los 40 discos editados). Luego, en parte por problemas auditivos relacionados con la exposición a altos volúmenes, volvió al circuito del folk tradicional y a trabajar con su viejo compinche Carthy, mientras se involucraba en diversos proyectos como solista o acompañante, convertido ya en una especie de patriarca. Fumador empedernido, tuvo graves problemas de salud (que llevaron al diario The Daily Telegraph a meter la pata en 1999 con una necrológica muy prematura) y le hicieron un doble trasplante de pulmón en 2004, pero después de eso volvió a trabajar con intensidad hasta su muerte.