Al escribir estas líneas no sabíamos cómo iba a terminar, anoche, la sexta temporada de la serie de televisión Game of Thrones, producida por HBO, pero ya se había despejado por lo menos una incertidumbre con respecto a las próximas. En los últimos días se manejó que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) podía tener, entre sus muchas consecuencias, una que seguramente no sería la más grave, pero que perturbó a millones -literalmente- de espectadores de la serie: hasta ahora, el lugar de filmación predominante de Game of Thrones ha sido Irlanda del Norte, y para su realización en ese país recibió apoyo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional; en ese marco, una publicación tan seria y prestigiosa como la estadounidense Foreign Policy llegó a especular con la posibilidad de que la situación creada el jueves por el brexit *complicara gravemente la posibilidad de seguir adelante con el rodaje. Zapatero a tus zapatos, *Foreign Policy: el viernes, HBO salió a aclarar que, si bien la serie tuvo apoyo de ese fondo en sus primeras temporadas, las más recientes se realizaron con fuentes de financiamiento que no dependen de la UE.