Después de un reñido proceso de elecciones primarias, demócratas y republicanos finalmente tienen sus candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Aunque la nominación oficial será en julio, durante las convenciones de ambos partidos, Clinton ya se aseguró el número de delegados necesario para ser proclamada y Trump es el único candidato republicano que queda en carrera. Empieza una nueva etapa que promete ser más agresiva, de un lado y del otro. Para Clinton, Sanders sigue siendo un obstáculo, aunque cuenta con el apoyo de Obama.

La dirigente podría convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos y piensa hacer de esa idea el centro de su campaña. “Hemos logrado algo histórico. Es la primera vez en nuestra historia que una mujer será la nominada de un gran partido”, dijo Clinton en Brooklyn, Nueva York, luego de conocer los resultados del martes. “Aunque esta noche hemos hecho historia, tenemos que seguir trabajando para continuar escribiéndola”, agregó. Su discurso giró en torno a la necesidad de “romper el techo de cristal” que impide el crecimiento de las mujeres, pero también fue un llamado a los seguidores de Sanders, que aunque no logró la nominación prometió mantenerse en carrera hasta la convención del partido en julio.

Clinton dijo que el Partido Demócrata se vio fortalecido por la campaña del senador de Vermont a favor de terminar con la desigualdad económica, que entusiasmó sobre todo a los jóvenes, a quienes ella se dirigió: “No es fácil poner tu corazón en un candidato o algo que querés y no llegar. Conozco bien ese sentimiento”. Agregó: “Juntos somos más fuertes”. Otra gran parte del discurso se concentró en atacar a Trump y a su retórica xenófoba y misógina. “Cuando Donald Trump dice que un distinguido juez nacido en Indiana no puede hacer su trabajo debido a su ascendencia mexicana, o se burla de un reportero con discapacidades, o llama cerdas a las mujeres, va contra todo lo que representamos”, afirmó.

Sanders, sin embargo, no tiene planeado -por el momento- expresar su apoyo a Hillary, aún cuando sabe que perdió la batalla en las primarias demócratas. El senador prometió que seguirá liderando la “revolución política” por “justicia social, económica, racial y medioambiental” que inició cuando lanzó su candidatura, y que peleará por los votos de las primarias de Washington DC el martes 14. “La lucha continúa”, agregó. Sanders pretende convertir el apoyo masivo que logró durante el último año en propuestas que llevará a la convención de julio para “lograr cambios”, sobre todo en los temas que marcaron fuerte su agenda, como el aumento del salario mínimo, la cobertura gratuita de la salud y la pelea contra los poderosos de Wall Street. En las últimas semanas, el senador, que triunfó en 22 estados con una campaña financiada sólo por sus seguidores, instó a quienes lo votaron a donar para apoyar a candidatos legislativos que comparten sus ideas y designó a varios activistas reconocidos para que lo ayuden a redactar lo que expondrá en la convención demócrata. Sin embargo, no dejó clara su postura frente a Clinton. Su respaldo podría ser decisivo.

El que sí apoyará a Clinton es Obama. Al conocerse los resultados del supermartes, Obama felicitó a su ex secretaria de Estado por “asegurar el número de delegados suficiente para conseguir la nominación” y a Sanders por “revitalizar a millones de estadounidenses con su compromiso con cuestiones como la desigualdad y la lucha contra la influencia de los grupos de interés en la política”. Aunque el mandatario intentó mantener la neutralidad desde el principio de la campaña, siempre se supo que tiene una buena relación con Clinton, a quien eligió como jefa de la diplomacia estadounidense después de derrotarla en las primarias de 2008, tras una campaña muy áspera. Además, parte del equipo de campaña de Clinton proviene del entorno del actual presidente. Incluso, llegó a defenderla varias veces -sutilmente- durante esta campaña. Ella, por su parte, se presentó como la continuadora del legado de Obama, aunque en la recta final de la campaña tomó cierta distancia, presionada por el avance de Sanders.

Obama siempre dio a entender que se inclina más hacia el pragmatismo de Hillary que a las propuestas de Bernie, así como hizo público su rechazo a Trump. Según el diario The New York Times, los equipos de Obama y de Clinton ya empezaron a coordinar una campaña en conjunto. El apoyo de un presidente que llega al final de su mandato con una alta popularidad le da una gran ventaja a la candidata.