Podríamos nombrar los tres Cóndor de Plata, los cinco Martín Fierro o el Oso de Plata del Festival de Cine de Berlín, entre las numerosas distinciones que ha recibido el protagonista de Un oso rojo *(Israel Adrián Caetano, 2002). El actor, director y dramaturgo argentino Julio Chávez cuenta con una extensa carrera en las tablas y en la pantalla, que desde hace varios años lo ha ubicado en una posición destacada dentro de la escena de su país y con proyección internacional. El año pasado se presentó en el teatro Solís con Red, sobre la vida del pintor expresionista Mark Rothko, obra con la que debutó como director teatral Daniel Barone, responsable en televisión de *Mujeres asesinas, Epitafios II, El puntero y Farsantes.

Este 2016, el actor de El otro (Ariel Rotter, 2007) vuelve al cine con la película El pampero (aún no estrenada), de Matías Lucchesi, en la que compartió elenco con César Troncoso, y regresa al Solís con Yo soy mi propia mujer, de Doug Wright, los días 26, 27 y 28 de agosto (las entradas ya están a la venta).

Tras la caída del muro de Berlín, un estadounidense conoció, en la parte oriental, a Charlotte von Mahlsdorf, una travesti que había logrado sobrevivir al nazismo y al comunismo (así como a la difícil convivencia con un padre nazi y violento), y que, a partir de su afición a coleccionar muebles y otros objetos de uso cotidiano de fines del siglo XIX (a menudo rescatados de casas bombardeadas, y que también vendía), se convirtió en la propietaria de un renombrado museo de la Belle Époque, en cuyo sótano se realizaban fiestas. Cuando volvió a Estados Unidos, ese hombre le contó a Wright sobre la peculiar Von Mahlsdorf, y en 1993 el dramaturgo, en ocasión de un viaje a Alemania, quiso conocerla, “entrevistarla, amarla y descubrirla”. Ese encuentro se transformó en una obra de teatro, basada en la vida del excéntrico personaje, aunque al mismo tiempo abarca la historia de la relación entre ella y el autor de la pieza.

Chávez, además, exhibe en estos días (en la galería porteña Rubbers) 57 acuarelas pintadas durante las funciones de su obra Red, y que son sólo una selección de los 320 bocetos que creó sobre el escenario cuando interpretaba a Rothko.