Los delegados demócratas votaron el martes, en Filadelfia, la nominación de Clinton a la Casa Blanca. En poco más de una hora, la ex secretaria de Estado se convirtió en la primera mujer en llegar tan lejos en unas elecciones estadounidenses dentro de un partido tradicional. Al final de la votación, Clinton logró el apoyo de 2.842 delegados, mientras que Sanders, su rival en las primarias, fue respaldado por 1.865. Pero la cosa no terminó ahí: Vermont, el estado de Sanders, fue el último en votar y, cuando le llegó el turno, el senador cedió todos sus delegados. De esta manera, Clinton fue elegida por unanimidad, en un gesto de Sanders que recordó al que ella tuvo en 2008, cuando hizo lo mismo por el entonces senador Barack Obama. Esta noche, Clinton asumirá oficialmente la nominación y pondrá fin al encuentro que empezó el lunes.

La convención de los demócratas, a diferencia de la republicana, contó con la participación de varios famosos -las actrices Meryl Streep, Eva Longoria, Lena Dunham y America Ferrera- y de algunos dirigentes populares del partido, como los senadores Cory Booker y Elizabeth Warren, la primera dama Michelle Obama, el vicepresidente Joseph Biden y el propio presidente, Barack Obama. También tuvo algunos momentos emotivos: el discurso de la mexicana indocumentada Astrid Silva, que contó cómo llegó a Estados Unidos en una balsa hecha con neumáticos, o cuando subió al escenario un grupo de madres de jóvenes negros que murieron a manos de policías.

Hasta el momento, el orador más aplaudido fue Sanders, que el lunes dio un discurso tan apasionado como predecible, con un mensaje claro para los estadounidenses: voten a Clinton porque es la única alternativa al “terrible” Trump. “Necesitamos un liderazgo que nos una y nos haga más fuertes, no un liderazgo que insulta a los latinos, a los mexicanos, a los musulmanes, a las mujeres, a los afroamericanos, a los veteranos y a los enfermos, para dividirnos. Por eso, Clinton debe ser la presidenta de Estados Unidos”, dijo Sanders en su intervención, en la que apenas logró ser escuchado, debido a los fuertes aplausos de la audiencia. “Hillary Clinton será una presidenta excepcional y estoy orgulloso de apoyarla aquí esta noche”, dijo el senador mientras sus partidarios y los de la candidata presidencial intercambiaban gritos.

Cada vez que Sanders nombraba a Clinton, una parte del público abucheaba. El mismo clima se vivió afuera de la convención, donde partidarios del senador y de la ex secretaria de Estado mantuvieron protestas cruzadas desde el comienzo del encuentro. Esto fue un golpe para los demócratas, que esperaban que su convención fuera una demostración de unidad, en contraste con la campaña de Trump.

Otra de las más ovacionadas fue Michelle Obama, quien en un emotivo discurso dijo que en noviembre está en juego “quién tendrá el poder para dar forma” a las vidas de todos los niños y niñas del país. También dijo que gracias a Clinton sus dos hijas “dan por hecho” que una mujer puede convertirse en presidenta de Estados Unidos. “No permitan que nadie les diga que este país no es grande [...] Este país ya es el más grande del mundo”, agregó la primera dama, entre aplausos, en referencia al lema de la campaña de Trump, que promete “hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo”.

El martes, en uno de los momentos más raros del encuentro, apareció en el escenario el ex presidente Bill Clinton, esposo de Hillary. Es evidente que el objetivo de su discurso era mostrar el lado más sensible de su esposa, a quien varias veces criticaron por su imagen “rígida”, pero terminó por compartir más de 45 minutos de anécdotas sobre su vida juntos y dejó de lado las razones por las cuales sería una buena presidenta. Tal vez la frase más fuerte de su discurso sonó cuando le dedicó unos minutos a Trump: “¿Cuál es la diferencia entre lo que les conté [sobre Hillary Clinton] y lo que ellos dijeron [en la Convención Republicana, sobre Trump]? Uno de ellos es real, el otro es inventado”.

Esa jornada terminó con la aparición sorpresa de la ex secretaria de Estado, que hizo un contacto desde Nueva York por videoconferencia. Clinton agradeció a los delegados por la nominación oficial y dijo que para ella era “un honor” representar al Partido Demócrata en las elecciones presidenciales. “No puedo creer que hayamos abierto la grieta más grande en este techo de cristal”, dijo, en referencia a que ella es la primera mujer candidata. Concluyó: “Si hay alguna niña que todavía no se fue a dormir y está viendo esto, le diré algo: puede que yo me convierta en la primera presidenta de Estados Unidos, pero alguna de ustedes puede ser la siguiente”.

Anoche era el turno del discurso de Obama, que desde que se sumó a la campaña de Clinton le dedicó varias palabras de apoyo, y del vicepresidente Biden. De mañana Obama había adelantado, durante una entrevista con la cadena NBC, que brindaría un discurso “profundamente optimista” sobre el futuro del país. El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Eric Schultz, dijo que Obama iba a centrar su discurso en explicar por qué Clinton, que fue su secretaria de Estado, “tiene el juicio, la dureza y la inteligencia para tener éxito en el Despacho Oval”.