La Convención Nacional Republicana, que empezó el lunes y se desarrolla hasta mañana en Cleveland, estuvo marcada ayer por la nominación formal de Donald Trump como candidato del partido a la presidencia. Un día antes, la atención se la llevó la participación de su esposa, Melania Trump. El discurso de Melania, que se perfilaba como el broche de oro del día, terminó por resultar bochornoso.

En su intervención, la ex supermodelo -que mantuvo un bajo perfil durante toda la campaña electoral- pretendía mostrar el lado más humano de Donald Trump, un candidato que en los últimos meses fue acusado de intolerante por sus llamados a prohibir la entrada de los musulmanes al país, deportar a millones de inmigrantes indocumentados e insultar a mujeres, oponentes y periodistas. En cierta medida, Melania logró su cometido, pero su discurso se vio empañado cuando se descubrió que algunas frases eran idénticas a las que pronunció Michelle Obama en la convención demócrata de 2008, cuando el actual presidente estadounidense, Barack Obama, era candidato.

Las frases repetidas refieren a la infancia de Melania en la antigua Yugoslavia, donde nació. “Mis padres me inculcaron los valores de que hay que trabajar duro por lo que querés en la vida; que tu palabra es sagrada y que hay que hacer lo que decís y mantener tus promesas; que hay que tratar a las personas con respeto”, dijo la esposa del empresario. Agregó: “Tenemos que traspasar esas lecciones a las muchas generaciones que vendrán, porque queremos que los niños de esta nación sepan que el único límite para sus logros es la fortaleza de sus sueños y su voluntad por trabajar para conseguirlos”.

En 2008, Michelle Obama había dicho: “Barack y yo fuimos criados con muchos de los mismos valores: que hay que trabajar duro por lo que uno quiere en la vida; que tu palabra es sagrada y que hacés lo que decís que vas a hacer; que trates a las personas con dignidad y respeto”. En otra parte de su discurso, la actual primera dama había agregado: “Barack y yo nos propusimos construir vidas guiadas con estos valores y transmitirlos a las nuevas generaciones [...] Porque queremos que nuestros hijos y todos los niños de esta nación sepan que el único límite a la altura de sus logros es que alcancen sus sueños y su voluntad para trabajar por ellos”.

Unos minutos antes, en su primera aparición en la convención, Trump había presentado a su esposa como “la próxima primera dama de Estados Unidos”. Después de que Melania bajó del escenario, Trump manifestó en Twitter que se sentía “muy orgulloso” de ella.

Ayer, ante la oleada de críticas que despertó el discurso, el director de campaña de Trump, Paul Manafort, salió a la defensiva. “No hay tantas similitudes [...] Son básicamente tres partes del discurso y fragmentos de palabras”, dijo Manafort consultado por la cadena CBS. El director de campaña dijo que la ex supermodelo se ofreció voluntariamente para hablar, a pesar de que “no está acostumbrada” a hacerlo en público, y acusó al equipo de campaña de Hillary Clinton, la rival de Trump por el Partido Demócrata, de intentar “distorsionar el mensaje” que quiso transmitir Melania. “Es otro ejemplo de que cuando Clinton está amenazada por una mujer, lo primero que hace es tratar de destruirla”, dijo.

Los Obama, en tanto, evitaron entrar en la polémica. El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo ayer en la conferencia de prensa diaria que el presidente estadounidense no había escuchado la intervención de Melania y que no sabía si la primera dama lo había hecho. “Los dejaré a todos ustedes que opinen sobre eso y traten de saber más acerca de cómo exactamente fue escrito”, dijo Earnest a los periodistas.

Por su parte, el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, dijo que el error no lo cometió la esposa de Trump y que le parecería “razonable” que hubiera algún despido entre el personal de campaña responsable del discurso.