Continúa la purga en Turquía para “limpiar” el aparato estatal luego del intento de golpe de Estado del viernes 15, que el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan adjudica al movimiento Hizmet, encabezado por el líder religioso Fethullah Gülen. Luego de ampararse en el estado de emergencia para apartar de sus cargos a miles de soldados, jueces y docentes, y de clausurar cientos de centros de estudio, el gobierno turco cerró ayer más de un centenar de medios de comunicación. El decreto enumera a tres agencias de prensa, 16 canales de televisión, 23 radios, 45 diarios, 15 revistas y 29 editoriales y distribuidoras, según informó la cadena CNN Türk.

La Fiscalía de Estambul ordenó, además, la detención de 47 periodistas de Zaman, un diario que en marzo fue confiscado por ser considerado cercano a la red de Gülen. De acuerdo con otro periódico, Hürriyet, el vicefiscal público Fuzuli Adogdu acusa a los periodistas de pertenecer a una organización terrorista armada que intentó derrocar al gobierno. El lunes, en el marco de la misma investigación, las autoridades turcas ya habían arrestado a otros 42 periodistas.

Además, el primer ministro turco, Binali Yildirim, anunció el domingo que las Fuerzas Armadas dejarán de depender del Ministerio de Defensa y serán subordinadas directamente a la presidencia, una vez que el actual sistema parlamentario pase a ser presidencialista. Para formalizar este cambio, que daría a Erdogan plenos poderes militares, hace falta una reforma constitucional.

En tanto, el martes, el Parlamento turco aprobó por unanimidad la creación de una comisión para investigar las circunstancias en torno al intento de golpe de Estado, de acuerdo con la agencia Anadolu. La comisión, que podrá interrogar a los sospechosos de haber participado o colaborado en el levantamiento militar del 15, estará integrada por miembros del gobernante AKP, y de los tres partidos opositores: el socialdemócrata CHP, el izquierdista HDP y el ultranacionalista MHP.