¿Cómo viene la preparación para los Juegos Olímpicos?

-Estamos en la recta final, afinando los últimos detalles, y estamos muy contentos tanto yo como mi entrenador, Andrés Barrios. Venimos de hacer una gira en Europa que fue bastante productiva. La vuelta al frío costó un poco, porque en Europa entrenás en un centro de alto rendimiento con todas las comodidades, y además allá sólo te enfocás en la competencia y en el entrenamiento. En Uruguay tengo otro tipo de compromisos, pero igualmente estoy muy contenta por cómo se vive esta previa de los Juegos Olímpicos. Además disfrutás de la gente, que te hace sentir el apoyo.

¿Qué balance hacés de la gira por Europa?

-El balance fue positivo. Más allá de que no pude conseguir la marca clasificatoria de los 400 metros con vallas, creo que todo se dio de la manera que se tenía que dar. Yo no creo en las coincidencias, creo que todo tiene un porqué. En el deporte, al igual que en la vida, a veces las cosas se dan y a veces no, y en este caso no se dio. Al principio estaba un poco triste por no haber conseguido la marca, pero tampoco era que me quedaba sin los Juegos Olímpicos, porque tengo la marca para participar en los 800 metros. Me considero una muy buena atleta y creo que tengo la oportunidad de conseguir grandes cosas en cualquiera de las pruebas. Más allá de que soy nueva en los 800 metros, siempre me gustaron los desafíos, y esta es una buena oportunidad para demostrarme a mí misma lo que soy capaz de hacer en una prueba tan dura.

Era una marca exigente la que tenías que alcanzar, que además te obligaba a bajar tu récord nacional. ¿Cómo encaraste las competencias sabiendo eso?

-No es lo mismo salir a correr para conseguir una marca que ya tenés hecha que para conseguir una que nunca hiciste. Es cierto que era una marca muy exigente, pero yo creía que estaba preparada para hacerla. Nosotros sabíamos que teníamos la oportunidad de llegar, y desde el primer momento fui por todo. Lo encaramos muy bien, pero cometimos un par de errores, como es natural. Son muy pocos los deportistas que corren dos pruebas en los Juegos Olímpicos; tratamos de lograrlo, pero no alcanzó.

¿Cómo son las rivales con las que vas a competir en los 800 metros?

-Conozco a las rivales con las que me voy a encontrar. Cuando estuve en Europa se estaba realizando el Campeonato Europeo de Atletismo y ahí estaban las rivales europeas más fuertes, a las que pude ver. La de 800 es una prueba muy fuerte, muy competitiva; y no sólo eso, también es una prueba muy estratégica. Es totalmente diferente a los 400 con vallas, en la que vas por tu andarivel, sin nadie adelante ni atrás. En los 800 metros corremos todas juntas, en un pelotón en el que puede pasar cualquier cosa. Tenés que ir viendo qué hacés y qué van haciendo las demás. Es complicada la estrategia. Uno no plantea una estrategia en los 400 con vallas, pero en los 800 lo tenés que hacer y no es fácil.

¿Cuál es tu objetivo?

-Yo me siento bien. Estoy tranquila porque hicimos todo para llegar de la mejor manera. Dependemos de tener un buen tiempo para poder avanzar de fase. Mi objetivo es mejorar mis marcas personales, que en 800 metros son buenas, no son para nada malas para no ser corredora de 800. Yo pienso ir a mejorar mis tiempos y, a partir de eso, tener chances de pasar a semifinales. Va a depender de la carrera que se forme dentro de la serie y de la estrategia que hagan las demás. No voy a ser yo quien salga a liderar la prueba, sino que voy a seguirlas y tratar de prenderme hasta los últimos metros.

¿Qué se siente al estar entrando en los Juegos Olímpicos por marca y no por invitación, como había ocurrido en 2012?

-Es diferente, vas con otro respaldo. No es lo mismo ir como invitada que por tu tiempo. También genera un poco más de respeto a la hora de competir. Igualmente, creo que para nosotros lo más importante es tener un buen resultado en los Juegos Olímpicos. Mi entrenador siempre ha sido y es muy ambicioso, y por eso he tenido los resultados que tengo. Cuando me clasifiqué no me felicitó, me dijo: “Muy bien, pero ponete a trabajar porque tenemos que seguir mejorando”. Eso se lo agradezco, porque realmente es muy perfeccionista, detallista, ambicioso, y tengo los resultados gracias a él. Recuerdo los Panamericanos, donde ya estar en la final era algo buenísimo. Barrios hizo un estudio de cómo habían corrido las demás y me dijo: “Vos acá tenés muchas chances de ser medalla y tenés que ir por ella”. Él analiza estadísticas, nivel de rendimiento, todo. Han sido muy pocas las veces que ha fallado en algo que me dijo. Entonces ahora esperamos llegar allá y ver las perspectivas. En los Panamericanos no íbamos pensando en la medalla y la situación cambió; ojalá ahora en los Juegos Olímpicos pase lo mismo y todo juegue a mi favor. Habrá que evaluar las series que pueden ser más accesibles o más difíciles, y ver en qué condiciones se da la carrera.

Sos una de las pocas deportistas en Uruguay que viven de lo que hacen y de su imagen. ¿Cómo trabajás y cuidás eso para poder vivir de lo que hacés?

-Lo más importante que tengo que hacer para cuidar lo que tengo es entrenar y tener buenos resultados. Entreno, me esfuerzo, me sacrifico y, ante todo, intento nunca cambiar. Siempre mantengo mis valores, que para mí son muy importantes. Poder estudiar ahora es muy importante también. Creo que para mantenerse no hay que olvidar la esencia de esto, que es entrenar y competir. Lo que me da de comer y lo que me mantiene siendo lo que soy son los resultados.

¿Tuviste el apoyo necesario en este último tiempo?

-Me acompañan y me apoyan empresas públicas y privadas. No te puedo decir que me haya faltado apoyo, pero fueron los resultados los que me llevaron a tener lo que tengo, y yo también me he movido muchísimo para conseguir apoyo y solventar los gastos. Estar entrenando y compitiendo un mes y medio en Europa es carísimo, pero tengo empresas que me dieron ese apoyo cuando lo precisé. Creo que me apoyan porque tengo resultados, porque rindo y todos los años estoy trayendo medallas. Esas cosas se ven y también en el esfuerzo que hago, porque actúo con honestidad. No tengo que consumir ningún tipo de droga, no tengo que hacer las cosas por izquierda. Nunca tuve que hacerlo.

¿Cómo se sintió la diferencia entre Maldonado y el entrenamiento en Europa?

-La diferencia se siente. Soy afortunada de poder entrenar en el Campus, que hoy en día es lo más parecido a un centro de alto rendimiento que hay en Uruguay. Estoy muy agradecida a la Intendencia de Maldonado, porque tengo toda la infraestructura necesaria para entrenar, pero la diferencia con Europa es abismal. Acá todavía se está pensando en que el deporte es salud, mientras que allá se está pensando en el alto rendimiento. Fui a Madrid a un centro de alto rendimiento que es de los mejores de Europa, con pista al aire libre, pista techada, tres salas de musculación, alojamiento, alimentación. Tenés todo para dedicarte a eso, y acá no podés trabajar de esa manera.

¿Pesa la presión de todas tus expectativas cuando competís?

-Sí, obvio. Yo trabajo mucho la parte psicológica. Voy al psicólogo y al coach deportivo, hago yoga, reiki, y creo que todo está bien si uno está bien consigo mismo. Vivimos de la gente, de los que nos acompañan, pero a la hora de entrar a la pista soy yo. Tengo que controlar esas cosas y no olvidarme de la esencia. Hago esto porque me divierte y me apasiona. Dentro de la pista no dejo que las presiones me saquen de foco, disfruto a pleno. Mi coach deportivo siempre me dice que lo disfrute desde el principio hasta el final. Hace más de dos ciclos olímpicos que estoy entrenando, porque con mi entrenador estoy desde 2007, y siempre me dice: “Toda tu vida estuviste preparándote para este momento. No lo desperdicies; disfrutalo”. Me pasó en varias competencias que corrí, llegué y me olvidé de disfrutarlo por estar tan enfocada en el objetivo. Para que las cosas se den naturalmente, lo más importante es que pueda divertirme.