Los diputados conservadores comenzaron la semana pasada una serie de votaciones para reducir a dos el número de candidatos a liderar el Partido Conservador, y estaba previsto que en setiembre los dos nombres se sometieran a una elección en la que participarían los militantes tories registrados como tales. Este proceso terminó la semana pasada y quedaron como únicas candidatas dos ministras: la del Interior, May, y la de Energía, Leadsom. Pero ayer Leadsom anunció que abandonaba la contienda.

Tomó esta decisión después de decir en una entrevista con The Times que cuando una madre dirige un país es más consciente de las decisiones que toma porque estas afectarán a sus hijos. Las declaraciones cayeron muy mal entre los conservadores, que consideraron que Leadsom había clavado una “puñalada por la espalda” a May en un tema personal como su maternidad.

La ministra recurrió a su cuenta de Twitter para decir que sus declaraciones habían sido sacadas de contexto, pero The Times publicó el audio y la transcripción completa de la conversación, que respalda su publicación. El diario también informó que varios ministros le pidieron a Leadsom que abandonara la contienda.

Por su parte, The Sunday Times informó que 20 diputados conservadores estaban dispuestos a dejar el partido si Leadsom se convertía en su líder. “Yo respaldo a Theresa May, pero estos comentarios son absolutamente viles, más allá de mi posición. Vergonzosos”, dijo el diputado Guto Bebb. Las críticas incluso llegaron desde la oposición. “Esto es vergonzoso”, dijo Tom Watson, líder de la bancada laborista en la cámara baja. Otras decenas de diputados y referentes partidarios manifestaron en redes sociales su rechazo a las declaraciones de Leadsom y le pidieron que se retirara.

En comparación con algunas airadas respuestas a las declaraciones de Leadsom, la de May fue bastante fría: se limitó a publicar en Twitter una imagen en la que aparecen los cinco puntos de una campaña limpia con el texto: “Ayer lancé mi promesa de campaña limpia, invito a Andrea Leadsom a que se una”.

Algunos de los seguidores de Leadsom dijeron que era ella la víctima de una guerra sucia, y acusaron a The Times de dejarla mal parada para favorecer la candidatura de May. El jefe de campaña de Leadsom, el diputado Tim Loughton, dijo que la versión que se publicó de la entrevista tergiversaba las declaraciones de la candidata. “Es realmente injusto”, consideró, antes de agregar: “Me temo que la campaña del miedo se transformó en la campaña de la calumnia”.

La propia Leadsom insistió en que estaba disgustada con el tratamiento que había hecho el diario de la entrevista, que fue publicada en portada bajo el título “Ser madre me da ventaja sobre May”, una cita que no figura en la transcripción de la conversación. En entrevista con The Telegraph, la dirigente hizo hincapié en que durante la entrevista había dicho que “la cuestión de la maternidad no debería formar parte de la campaña”, lo cual sí aparece en la transcripción. “Tener niños no está vinculado con la habilidad para ser primera ministra”, agregó, antes de contar que se había comunicado con May para pedirle disculpas por la situación.

Horas después de que The Telegraph publicara esa entrevista, Leadsom anunció que abandonaba su candidatura. La ahora ex candidata, que llegó de manera inesperada a quedar entre los últimos dos nombres para el cargo, algo que ocurrió por la salida de otros candidatos más que por su propia trayectoria, dijo: “Concluí que los intereses de nuestro país están mejor servidos por la designación inmediata de una primera ministra fuerte”. Agregó que una campaña de nueve semanas crearía demasiada incertidumbre. Tras la salida de Leadsom, Cameron anunció que mañana temprano presentará su renuncia ante la reina y que, de tarde, May asumirá su cargo.

Leadsom consideró que May es la persona “ideal” para dirigir Reino Unido y destacó que tiene un respaldo mayor de los diputados* tories *(199 frente a 84, en un total de 329). Al cierre de su discurso, aseguró que “a Reino Unido le espera un futuro brillante fuera de la Unión Europea [UE]” y le pidió a May que garantice la permanencia de los inmigrantes comunitarios en el territorio británico en las mismas condiciones que hasta ahora. Esa es, justamente, una de las dudas acerca de la futura gestión de May, famosa por su línea dura ante la inmigración, y que ha dicho que la situación de los europeos que viven en Reino Unido será parte de las negociaciones con la UE.

May será la encargada de dirigir esas negociaciones para que se efectivice la salida de Reino Unido de la UE, y anticipó que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, podrá comprobar que, tal como se dice, es una “mujer dura”. Esa fama que tiene ha hecho que se la compare con la única primera ministra que tuvo Reino Unido, Margaret Thatcher, y con la canciller alemana, Angela Merkel.

La próxima primera ministra de Reino Unido comenzó su carrera política en la interna conservadora en 1997, después de trabajar durante seis años en el Banco de Inglaterra, cuando fue elegida diputada. Mientras los tories estuvieron en la oposición integró el gabinete paralelo que suelen tener los partidos británicos en esa situación, y cuando Cameron llegó a Downing Street, en 2010, fue designada ministra del Interior. Es la titular de esa cartera que se ha mantenido por más tiempo en su cargo en los últimos 50 años, y como ministra se ha caracterizado por su mano dura. Esta es una de las razones por las cuales el nombre de May suena desde hace tiempo para sustituir a Cameron, y ella ha dicho que ya trabajaba para prepararse para la contienda desde mucho antes de que el primer ministro anunciara su renuncia.

Hija de un vicario anglicano y casada desde hace 35 años, May respaldó el proyecto de Cameron que permitió la unión de las parejas del mismo sexo, aunque votó en contra de la iniciativa que les permitía adoptar.

May pertenece al ala más derechista del Partido Conservador y es considerada una euroescéptica, pese a lo cual se pronunció a favor de la permanencia de Reino Unido de la UE, un gesto que algunos atribuyen a su lealtad hacia Cameron, que respaldaba esa opción. La dirigente no tuvo una participación activa en la campaña del brexit, pero algunos de los integrantes de su equipo en el Ejecutivo sí lo hicieron, a favor de la salida de la UE. Su posición intermedia y su contacto con ambos “bandos” en torno al brexit ha sido valorada por políticos, analistas y periodistas como una ventaja para que lidere esta nueva etapa de Reino Unido.