El informe sobre la participación de Reino Unido en la guerra de Irak, que el funcionario británico John Chilcot publicó hace una semana, no sólo reveló las estrategias políticas y militares de los gobernantes involucrados, sino que además destapó los intereses económicos detrás de la ocupación. En este terreno los investigadores destacan la disputa por el petróleo, la mayor riqueza del país árabe. El informe Chilcot muestra que Estados Unidos y Reino Unido “lucharon severamente” para repartirse el petróleo de Irak después de derrocar al entonces presidente Saddam Hussein, según The Guardian.

Tres meses antes de que comenzara la guerra, en diciembre de 2002, el asesor en política exterior de quien era el primer ministro británico, Tony Blair, le dijo a la asesora de seguridad nacional de Estados Unidos que Reino Unido quería más petróleo de lo que habían acordado. “Sería inapropiado que el gobierno entrara en debates sobre el reparto de la industria del petróleo iraquí [...]. Sin embargo, es esencial que nuestras empresas tengan acceso en igualdad de condiciones a este y otros sectores”, dijo el asesor británico, de acuerdo con el informe. Un mes más tarde, el gobierno de Blair convocó a un equipo de la petrolera British Petroleum (BP) para hablar sobre las perspectivas del sector en Irak. Unas semanas después de iniciada la guerra, los ministros de Defensa británico y estadounidense -Geoff Hoon y Donald Rumsfeld, respectivamente- hablaron de la necesidad de que haya “igualdad de condiciones” para las “empresas británicas”, los “grandes contratos para reconstruir Irak” y la “puesta a salvo” de los soldados británicos. Más adelante, BP comenzó una revisión técnica en el campo petrolero de Rumaila, el segundo más grande del mundo, y en 2009 ganó un contrato para aumentar allí la producción del petróleo. *The Guardian * aclara que BP no quiso hacer declaraciones para la investigación de Chilcot.

El documento refleja también el interés de Blair por mostrarle al mundo que la ocupación en Irak no había sido una “guerra por el petróleo”. En una conversación entre Blair y el entonces presidente de Estados Unidos, George W Bush, en marzo de 2003, el británico insiste en la necesidad de delinear el panorama de un Irak sin Hussein para “esbozar un futuro político y económico” y “disipar el mito” de que ambos invadieron el país para “quedarse con el petróleo”.