Una de la primeras medidas que tomó el gobierno del presidente paraguayo, Horacio Cartes, cuando asumió, en 2013, fue la creación de una Fuerza de Tarea Conjunta destinada a combatir a la guerrilla del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), un grupo armado que había comenzado a operar unos años antes en el norte del país. Aquella iniciativa de Cartes modificó la Ley de Defensa Nacional para permitir que el Ejército actuara en casos de “agresión interna”. Esta política fue cuestionada desde el comienzo y las críticas se renovaron el fin de semana.

El sábado murieron ocho militares de la Fuerza de Tarea Conjunta que patrullaban un camino rural en el norte paraguayo, en la localidad de Arroyito, en el departamento de Concepción. Al paso de su vehículo estalló un artefacto explosivo, y después fueron tiroteados por un grupo de personas que se llevó sus armas y munición, informaron la prensa paraguaya y la agencia de noticias Efe. De acuerdo con el diario Última Hora, Alejo Vera, el fiscal adjunto antiterrorismo que coordinará un equipo para investigar este caso, dijo ayer que todavía no cuenta con toda la información sobre el ataque y que no descarta que lo haya cometido el EPP.

La coalición de izquierda Frente Guasú manifestó en un comunicado que la política de Cartes es responsable de la situación de violencia en el norte del país y que el gobierno “continúa exponiendo la vida” de los paraguayos. Para el Frente Guasú, el “recrudecimiento de la violencia” deja en evidencia “una estrategia fracasada en materia de seguridad”.

También la asociación de organizaciones no gubernamentales de Paraguay Pojoaju, la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la sección paraguaya del Servicio Paz y Justicia emitieron juntas un comunicado en el que llamaron a las autoridades “a crear las condiciones requeridas” para que “el sufrimiento por la violencia llegue a su fin, y que la pérdida de vidas deje de ser la norma cotidiana de convivencia en Paraguay”.

Ayer Cartes visitó la zona en la que fue cometido el ataque y dio un discurso en el que no se refirió a estas críticas, sino que habló de transformar “el dolor” en “hechos” para terminar con el grupo armado.