El CFE reúne varias carreras: las de profesorado, magisterio, educador social, maestro técnico y asistente técnico en primera infancia; en total, se estima que las cursan unos 12.000 estudiantes (el padrón electoral definitivo estará listo hoy). Por segunda vez, los estudiantes podrán elegir su representante en el órgano que dirige el CFE, integrado por tres representantes designados por el Poder Ejecutivo, uno electo por los docentes y el quinto por quienes se están formando. Las posibilidades que brinda esta participación es el gran tema en discusión en torno a estas elecciones, que son obligatorias para los estudiantes; si no votan, quedan suspendidos por dos períodos de examen y no pueden sacar libros por 180 días.

En 2013 hubo una lista única, y tanto el CEIPA como el CEM habían llamado a anular el voto. Este año se presentaron cuatro listas, pero el CEIPA, el CEM y ahora también AEES convocan a anular el voto.

La participación es “insatisfactoria”, dice Diego Almada, militante del CEIPA, que considera que como el Poder Ejecutivo nombra a tres de los cinco integrantes “eso deja a los estudiantes en un rol únicamente consultivo”. Además, aseguran que al participar presentando listas o votando “lo único que se hace es legitimar un consejo que supuestamente iba a estar por un par de años”, ya que la Ley General de Educación establece que se debe crear el Instituto Universitario de Educación (o Universidad de la Educación) para la formación docente. El CEIPA mantiene su reivindicación de crear una universidad “con autonomía y cogobierno en todos los aspectos, en cada dirección de centro”, algo que, entienden, actualmente está “trancado” por “falta de voluntad política”.

El CEIPA coordinará con el CEM y AEES la convocatoria a anular el voto. Martín González, del CEM, consideró que es “una tomadura de pelo y una pérdida de tiempo participar en el consejo”, porque “los que tienen la mayoría realmente definen lo que es nuestra enseñanza”. Negó además que estar fuera de ese ámbito “implique perder espacios o no enterarnos de cosas”, y reivindicó que como centro de estudiantes tienen reuniones con el consejo, y que las actas “son públicas”.

La AEES, que en 2013 respaldó a la lista única presentada, consideró en esta oportunidad que la experiencia de participación fue “mala”, según opinó la integrante de la asociación Lucía Menyou. “Esos espacios no eran resolutivos ni vinculantes para el estudiantado”, dijo, y cuestionó que la consejera estudiantil (cargo que en principio asumió Rocío Martínez, pero luego fue rotando con los suplentes a medida que pasaron los meses, y actualmente está vacante) “no se puso del lado del estudiantado”, en particular cuando, en 2014, la asociación ocupó el CFE. “Nos preocupa que el consejo nos siga ofreciendo espacios de falso cogobierno. Lo único que se busca es apaciguar la lucha, mantener la calma en el estudiantado y que no se manifieste por autonomía y cogobierno”, opinó Menyou.

Posibles sucesores

El lunes el CFE hará una presentación de los candidatos de las cuatro listas. Marcelo Díaz, primer suplente de la lista 1, de Paysandú, explicó que el objetivo de la federación no es “electoral en sí mismo”, sino que quieren que sirva “como herramienta para alcanzar la autonomía y el cogobierno”. “Nuestra diferencia con los gurises de Montevideo es metodológica; tenemos el mismo objetivo, pero como nuestra realidad es distinta, estamos lejos de la capital, que es donde se toman las decisiones; nuestra forma de incidir es participando en los espacios del CFE”, afirmó. Aseguró que en estos últimos años se han creado muchos centros de estudiantes en el interior que antes no existían, y su mayor preocupación es “profundizar los espacios de participación”.

Las listas 2 y 3 son principalmente de colectivos del interior del país, mientras que la 4 es una lista que reúne a estudiantes de distintas carreras, del interior y de la capital. Se nuclearon porque son representantes estudiantiles en distintas comisiones de carrera asesoras del CFE, y se plantean como objetivo “revertir el voto anulado”, explicó Maira dos Santos, primera suplente de la lista 4. Dos Santos dijo que participar “no es estar del lado del consejo, sino empezar a trabajar en forma consciente y crítica a partir de los problemas de los estudiantes”, y enfatiza que en particular “en el desarrollo y organización de esta nueva propuesta curricular es vital la participación estudiantil”.

La primera

Rocío Martínez, la consejera electa en 2013, consideró que su experiencia fue positiva fundamentalmente porque se pudo “abrir la participación al interior del país y generar espacios integrados por estudiantes”, como las comisiones de becas o de carrera. Martínez, que está terminando el profesorado de Matemática, consideró que la principal fortaleza que generó su participación en el CFE fue “tener un vínculo entre estudiantes del interior del país y el consejo. Para un estudiante de Montevideo es más fácil comunicarse, son 15 minutos de ómnibus, pero al haber tantos institutos en el interior, muchos otros estudiantes quedaban de lado”. Martínez dijo que si bien es cierto que en muchas votaciones quedaba en minoría, “al momento de tomar definiciones, siempre tomamos resoluciones por los estudiantes”.