La Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) homenajeó ayer, con una charla en el Paraninfo de la Universidad de la República (Udelar), los 50 años de la unidad de la Convención Nacional de Trabajadores, hoy PIT-CNT. Además del secretario general de la central de trabajadores, Marcelo Abdala, y el secretario de Asuntos Gremiales de la FEUU, Claudio Arbesún, participaron el rector de la Udelar, Roberto Markarian, su antecesor, Rodrigo Arocena, y el historiador Gerardo Caetano.

Caetano repasó la historia de confluencia del movimiento sindical y el estudiantil y marcó que esa convergencia, “que en Uruguay está tan metida en el tuétano de la lucha popular”, “no es usual en el mundo”. Destacó que ambos movimientos, el de trabajadores y el de estudiantes, “no son corporativos, no luchan solamente por sus intereses específicos, convergen en una lucha más amplia por otros derechos”, que implica “la construcción de una sociedad más justa y más libre”, algo que “a muchos les rechina”.

Recordó que estudiantes y trabajadores estuvieron juntos en los movimientos antirrazias, en los movimientos por justicia y verdad, por la educación, y destacó que eso lo han hecho “contra gobiernos de muy diversos signos, y lo siguen haciendo hoy, frente a un gobierno que es distinto a los gobiernos anteriores pero que también muchas veces necesita el sacudón de las luchas populares para rever el camino”. Por eso, sostuvo, se debe reafirmar la independencia del movimiento sindical y del estudiantil: “Independencia del Estado, de no ser polea de transmisión de ningún partido, la independencia necesaria como para poder exigir a aquel que ocupe el poder, sea quien sea, lo cual no quiere decir prescindencia”.

Arocena, que fue delegado de la FEUU a la mesa representativa de la CNT entre 1968 y 1969, valoró que a la unidad “hay que trabajarla día a día”. Puso un ejemplo concreto, cuando en 1971, ante la creación del Frente Amplio, la FEUU “estuvo a punto de romperse” y el “abrazo solidario” de dirigentes sindicales permitió evitarlo. Pero su exposición se basó fundamentalmente en el futuro, bajo la premisa de que “oscurece en América Latina” y que, tras una década de gobiernos progresistas en la región, “el subdesarrollo sigue estando allí”. Destacó dos características que permanecen en la situación actual: la dependencia externa (y puso como ejemplo que la resolución de conflictos con empresas sigue siendo en tribunales internacionales) y “la condición periférica”, que se da porque los países centrales “tienen el conocimiento avanzado y la educación superior, y nosotros, mucho menos que eso”.

“¿Van a seguir separados el poder del conocimiento y los sectores populares? Esa es la cuestión. Aquí se juega el porvenir”, afirmó, y se respondió que es optimista, “porque tenemos al PIT-CNT, que es la clave del mundo del trabajo fuerte y organizado, y tenemos a la FEUU, que es el actor transformador dentro de la Udelar, donde está el corazón de la generación de conocimiento y la educación superior”. “Hay que pensar juntos educación, investigación, información, producción, trabajo”, afirmó, y aseguró que “se equivoca profundamente” el gobierno “cuando separa por un lado educación e investigación y por otro lado innovación y producción, y no ve el papel del trabajo. Se está equivocando profundamente y está consolidando el subdesarrollo”.

Arbesún aseguró que el valor de la unidad sindical y estudiantil tiene una arista estratégica en base a “las perspectivas de lograr transformaciones que comparten ambas organizaciones”, y aseguró que el PIT-CNT fue y es la “columna vertebral” del movimiento popular. Abdala coincidió en que la unidad que se logró en 1966 fue producto “de una lectura, un diseño político, ideológico y estratégico” para lograr transformaciones. Reivindicó que actualmente comparten reivindicaciones con la FEUU, en particular la del Presupuesto, pero valoró, además “las reivindicaciones por el proceso de aprendizaje que implican estas luchas”.