El Módulo 3 de la Unidad N° 4 Complejo Penitenciario (ex Comcar), quedó a oscuras y sin electricidad el miércoles cerca de las 22.00. Según la crónica del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), uno de los policías de guardia se dirigió al tablero de las llaves de luz para ver qué acontecía, y en ese momento “fue sorprendido” por reclusos con los rostros cubiertos que lo llevaron “a la fuerza” al sector de la guardia, donde había otro policía que intentó reducirlos y por eso recibió un corte superficial en la cara. La situación fue “rápidamente controlada”.

Eso pasó el miércoles. Ayer, en el Penal de Libertad, en la cárcel de Canelones y en Colón, cárcel de mujeres, también estuvo movidita la cosa. En el sector 2, en la planta alta del celdario 2, más conocida como “La Piedra”, mataron a un muchacho de 24 años cuando fue a utilizar el teléfono tarjetero del sector. Le clavaron en el ojo “un arma punzante” a través de la mirilla de una de las celdas.

En Canelones tres reclusos “desviaron su camino” cuando caminaban a recibir a las visitas: se subieron a los tanques de agua y reclamaron a gritos a las autoridades. Uno de ellos “sufrió una descompensación” y fue atendido por el personal médico. El hecho fue controlado con Bomberos.

Por otro lado, en el quinto piso de la cárcel de mujeres (donde se encierra a las sancionadas) Unidad N° 5, una muchacha de 26 años se prendió fuego a sí misma junto a su colchón, informó el INR. La reclusa está internada en el Centro Nacional del Quemado.

Según fuentes legislativas, justo ayer el comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, envió a la Comisión de Seguimiento de la Situación Carcelaria de la Asamblea General un informe sobre esta cárcel en el que asegura que es un centro “totalmente inadecuado para la rehabilitación social”. El informe indica que el sector N° 5 de la cárcel de mujeres “no reúne, ni en su aspecto material ni en su programa de funcionamiento, los elementos mínimos que aseguren un trato digno de las personas privadas de libertad allí alojadas”. Entre otros, Petit señala que “el trato directo y cotidiano con las internas no es realizado por operadores penitenciarios”, que “no existe actividad de ningún tipo destinada a su rehabilitación, educación, capacitación laboral”. También indica que “las celdas están en muy malas condiciones de mantenimiento y equipamiento […] volviendo el lugar inhóspito y descorazonador” y que no hay agua caliente, entre otras muchas deficiencias. El comisionado concluye que en el lugar “predomina el ocio forzoso, lo que provoca un empeoramiento en la situación vital de las mujeres allí alojadas y una convivencia tensa y sin sentido”, e insta al INR a cambiar la situación de forma “urgente”.