El mediador adjunto de la ONU para Siria, Ramzy Ezzeldin Ramzy, viajó ayer a Damasco para preparar con el gobierno de Al Assad una nueva ronda de negociaciones, después de que en mayo se congelara el diálogo debido a que el cese del fuego que se había decretado no se cumplió. La ONU ya había adelantado, unos días antes, que su intención es retomar las conversaciones en Ginebra a fines de este mes.

Ramzy se reunió con el viceministro de Asuntos Exteriores, Faisal Mikdad, quien confirmó que el gobierno está “preparado para reanudar las conversaciones sin condiciones previas y sin interferencias externas”, informó la agencia de noticias oficial siria SANA. Falta saber qué pasos quiere seguir la oposición siria. El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, dijo que el organismo internacional trabaja para redactar propuestas con el fin de resolver “los temas más difíciles ligados al diálogo”. Además, hizo un llamado a Rusia y a Estados Unidos -que combaten a EI en Siria pero apoyan a bandos opuestos en la guerra civil (Moscú al gobierno y Washington a la oposición)- a trabajar juntos para reducir los ataques en el país. La semana pasada el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, confirmó que su país ya está en contacto con Rusia para armar un plan de cooperación militar y de inteligencia.

Caso particular

En tanto, la situación en las zonas más afectadas de Siria no mejora. El jueves, el gobierno de Rusia, favorable a Al Assad, lanzó una “operación humanitaria” en la ciudad de Alepo con la apertura de cuatro corredores para que la población pudiera abandonar de forma segura la ciudad, a la que apenas llega ayuda humanitaria.

Alepo lleva más de cuatro años dividida entre zonas dominadas por los grupos armados opositores y los barrios controlados por el gobierno. La zona que administran los rebeldes, al este de Alepo, está cercada desde hace semanas por el Ejército, que hace unos días cortó todas las vías de suministro. Las milicias rebeldes dijeron que tienen suficientes reservas como para alimentar por apenas una semana a las 250.000 personas que según datos oficiales viven en esos territorios.

En este escenario, la apertura de nuevos corredores por parte de Rusia aparece como una solución para muchas familias. Los medios gubernamentales informaron el sábado que “decenas de civiles” abandonaron el este de Alepo desde el barrio Saladino y se encuentran en los refugios habilitados por el gobierno, con capacidad para alojar hasta 3.000 personas. Las autoridades rusas, en tanto, aseguraron en un comunicado que un total de 169 civiles utilizaron los corredores entre el viernes y el sábado.

El gobierno de Estados Unidos consideró que la operación rusa puede ser una estrategia para que las fuerzas gubernamentales obtengan el control completo de la ciudad. “Si [la apertura de los corredores] se trata de una artimaña, tiene el riesgo de romper por completo el nivel de cooperación [entre Rusia y Estados Unidos]”, dijo Kerry al respecto. “Por otro lado, si somos capaces de trabajar y tener una comprensión completa de lo que está sucediendo y más tarde se avanza en un acuerdo, podría abrir algunas posibilidades”, agregó.

La ONU, por su parte, insistió en la necesidad de una tregua humanitaria o un alto el fuego de 48 horas que permita la salida segura de los civiles. La organización considera que no le corresponde a Rusia gestionar los corredores humanitarios, y pidió tener el control. El silencio por parte del gobierno de Vladimir Putin no hizo más que alimentar las sospechas. “¿Cómo esperan que la gente camine por un corredor mientras hay disparos, bombardeos, lucha?”, cuestionó De Mistura en la misma línea.

Por los nuevos corredores también pueden transitar los rebeldes opositores que decidan renunciar a las armas, según dijo el jueves el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú. Unas horas antes, el presidente sirio había anunciado un decreto que estipula el perdón total para “aquellos que lleven armas y estén huidos de la Justicia” que “se rindan y las entreguen” en un plazo de tres meses.

Los gobiernos de Damasco y Moscú sostienen que los barrios del este de Alepo están en manos del Frente Al Nusra, un grupo armado que fue la filial siria de Al Qaeda y que la semana pasada anunció su decisión de desvincularse de ese grupo y cambiar su nombre por el de Frente de Conquista del Levante. En un video divulgado el jueves, el líder del Frente Al Nusra, Mohamad al Golani, explicó que el grupo volvería a formarse bajo un nuevo nombre para que “la comunidad internacional”-encabezada por Estados Unidos y Rusia- no pueda usar más la “excusa” de que bombardea a musulmanes en Siria porque “están asociados a Al Qaeda”.

Otro frente

Los ataques por parte de Francia, que integra la coalición internacional contra EI, también se intensificaron en suelo sirio. Ese país siempre fue uno de los primeros objetivos del grupo jihadista, y en particular desde que el gobierno francés empezó a atacar posiciones de EI en Siria, en setiembre del año pasado. Después de los atentados de noviembre en París, el presidente François Hollande decidió aumentar los bombardeos contra EI.

En los últimos 15 días, el atentado en Niza -cometido un día después de que Hollande anunciara que Francia enviaba un nuevo portaaviones para combatir a EI- y el asesinato de un cura en Normandía motivaron al gobierno francés a recrudecer su ofensiva contra EI.

El lunes, el representante permanente de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, dijo que un ataque aéreo de Francia sobre la aldea de Tokkhar, en la ciudad siria de Manbij, fue una “venganza” por el atentado en Niza, que tuvo lugar cinco días antes. El bombardeo en Manbij mató a 164 civiles, en su gran mayoría niños y mujeres. “El presidente francés quiso vengarse de lo sucedido en Niza y mató a 164 civiles: dos veces más que los que murieron en el ataque de Niza”, denunció Jaafari en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.

En ese encuentro, el representante permanente de Rusia, Vitali Churkin, pidió que se aclararan las circunstancias del ataque, que el gobierno sirio calificó de “matanza”, pero su colega francés, François Delattre, no quiso pronunciarse. La cancillería francesa manifestó después que se investiga si los bombardeos de la coalición internacional mataron civiles sirios, y Estados Unidos también anunció una investigación de ese tipo en Tokkhar. Según Estados Unidos, allí pudieron haber muerto entre diez y 15 civiles, pero de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización civil opositora siria con sede en Londres, los muertos fueron 56 o más, entre ellos 11 niños y adolescentes.