El ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, anunció ayer que su país pondrá en marcha una serie de medidas para reforzar la seguridad interna con el objetivo de impedir nuevos ataques armados, como los que ocurrieron durante el mes pasado en las localidades bávaras de Wurzburgo y Ansbach. Entre las medidas que anunció el ministro, que pertenece a la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, se encuentran la creación de una nueva agencia de inteligencia, destinada a combatir el terrorismo cibernético y el endurecimiento de las leyes de extranjería con el objetivo de acelerar las expulsiones de los extranjeros que cometan delitos.

En una rueda de prensa en Berlín, De Maizière dijo que estas personas “deben ser detenidas y deportadas de la forma más rápida posible”. Además de acelerar los tiempos que insume el trámite de deportación, el gobierno planea la creación de una nueva figura legal, la “amenaza para la seguridad pública”, que entre otras cosas buscará expulsar a los extranjeros que sean detenidos con varios documentos de identidad en su poder. Asimismo, el gobierno conservador pretende quitarles la nacionalidad a aquellos ciudadanos alemanes que cuenten además con otra y se encuentren combatiendo fuera del país en algún grupo terrorista.

El secretario de Estado anunció, además, el aumento de penas para los extranjeros que cometan delitos, y los considerados una amenaza para el país. “Deben ser detenidos y deberíamos poder deportarlos mucho más rápido que actualmente”, dijo. El período en que permanecen en Alemania los extranjeros cuyas solicitudes de residencia hayan sido denegadas debe ser reducido si han proporcionado datos falsos sobre su identidad, agregó.

El ministro del Interior fue consultado por la presumible oposición del Partido Socialdemócrata de Alemania, que integra la coalición de gobierno liderada por la CDU, y sugirió que no será necesaria la aprobación parlamentaria de algunas de las medidas, ya que, a su juicio, la legislación vigente permite adoptarlas contra los que cuenten con doble nacionalidad y combatan en fuerzas regulares de un país extranjero.

Para De Maizière, “una buena política de integración es una buena política de seguridad”. El ministro insistió en que las autoridades buscarán acelerar el proceso de integración de los refugiados que han llegado al país, pero también dijo que se aumentará la vigilancia en los centros de acogida para detectar a personas que potencialmente puedan representar un peligro para la seguridad del país.

De Maizière anunció que el gobierno federal decidió aumentar el personal de las fuerzas de seguridad. No anunció cifras porque dijo que el nuevo número de efectivos dependerá de los recursos que ofrezca el Ministerio de Finanzas, pero reveló que en el seno de su cartera se creará una Dirección de Fuerzas Especiales integrada por la Policía federal. “Nadie puede garantizar la seguridad absoluta, pero debemos hacer lo posible”, dijo De Maizière, que destacó la creación de un centro de inteligencia cibernética para combatir el terrorismo en el país. “En el espacio cibernético se cometen delitos y por eso hay que someterlo a vigilancia”, añadió. El nuevo organismo se parece a la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense y ya tiene nombre: Oficina Central para la Información Tecnológica en el sector de la Seguridad.

Los ataques de Würzburg y Ansbach fueron cometidos por refugiados, lo cual requiere, según De Maizière, que se refuerce el control sobre estos colectivos. Esto incluye la necesidad de levantar el “estricto” secreto médico para detectar individuos dispuestos a cometer actos “desesperados”. El ministro del Interior recordó que ya están liberados de cumplir con el secreto médico los psicoterapeutas u otros especialistas en casos de extrema gravedad, como cuando se detectan tendencias suicidas o trastornos que implican un problema de seguridad, ya sea para terceras personas como para el propio paciente. Aunque no fue claro sobre el punto, opinó que lo mejor sería abordar la cuestión de manera “específica con los profesionales que tratan a peticionarios de asilo, para agilizar la detección de los casos especialmente graves”. El límite del secreto médico comenzó a discutirse tras la catástrofe aérea del 24 de marzo de 2015 originada presumiblemente por la decisión suicida de Andreas Lubitz, el copiloto del vuelo 9525 de Germanwings que dejó 150 muertos.

Finalmente, De Maizière se refirió a la propuesta emanada de las filas de su propio partido de prohibir la burka y otros velos islámicos integrales y dijo que era una iniciativa “problemática” (los socialdemócratas se oponen a ella), aunque recordó que en otros países europeos ya se aplica. Aprovechó para dar su opinión y dijo que el uso de esas prendas en lugares públicos le resultaba “preocupante”. En Francia la ley sobre laicidad prohíbe llevar símbolos religiosos en las escuelas públicas, aunque no se refiere específicamente a la burka o el hijab musulmanes, sino también a la kipá judía o las cruces grandes cristianas.