Desde el Club Económico de Detroit, en Michigan, Trump anunció los puntos más importantes de la política económica que se propone llevar adelante si gana las elecciones y prometió “la mayor revolución fiscal en el país desde el ex presidente Ronald Reagan”.

El proyecto que el empresario anunció ayer incluye “recortes masivos” de las regulaciones financieras federales, al menos hasta que la economía experimente un crecimiento significativo, y “rebajas de impuestos para la clase media”.

Sobre este último punto, citó la eliminación del impuesto a las herencias, la reducción de la tasa que se aplica a las empresas estadounidenses a 15% -actualmente es de 35%-, la reducción del impuesto a los ingresos y la posibilidad de deducir los gastos por el cuidado de los hijos. Un asesor de Trump dijo la semana pasada, consultado por la agencia de noticias Reuters, que el candidato pretende que “tener hijos no sea una desventaja económica”.

Trump insistió, por otro lado, en su intención de renegociar algunos de los acuerdos comerciales internacionales a los que adhirió Estados Unidos en el último tiempo. Aseguró que, en caso de llegar a la presidencia, sacaría a su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y renegociaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pactado con México y Canadá hace dos décadas.

El candidato aprovechó la oportunidad para criticar las políticas económicas de su rival demócrata, Hillary Clinton, a las que describió como una continuación de las del presidente Barack Obama. Cuestionó que el plan de Clinton -que será presentado el jueves- “inclina el campo de juego a favor de otros países”, “a costa” de Estados Unidos. “Tengo un objetivo fundamental: quiero que los trabajos y la riqueza se queden en Estados Unidos”, aseguró el empresario.

Unos días antes, Trump había presentado a los 13 asesores que integrarán su gabinete económico. “Estos individuos trabajarán conmigo para aplicar soluciones reales para afrontar los retos económicos del país”, aseguró el viernes, en un discurso dirigido al “pueblo estadounidense”, que contrastó con el perfil de los asesores elegidos. El equipo está integrado por multimillonarios de la industria, de las finanzas y del sector inmobiliario. Y no hay ni una sola mujer.

Entre los nombres más destacados se encuentran Steven Feinberg, del fondo de inversión Cerberus, John Paulson, un personaje de Wall Street que se enriqueció apostando por el derrumbe del mercado hipotecario, y el petrolero Harold Hamm -conocido como el “rey del fracking”-, según informó el diario madrileño El País. El gabinete estará dirigido por Stephen Miller, el asesor político de Trump, y Dan Kowolski, que, como consejero de la Comisión de Presupuesto del Senado, es una las figuras más influyentes en la elaboración del presupuesto federal en Estados Unidos.

La lista la completan diez hombres más, entre ellos pesos pesados de los negocios inmobiliarios, empresarios, banqueros y economistas. Todos tuvieron algún tipo de relación personal o profesional con Trump, y varios son grandes contribuyentes a su campaña.

Sigue dividido

El combo económico de Trump se hizo público en unas semanas complicadas, tanto para el candidato republicano como para su partido, que, a pesar de los intentos, sigue sin poder demostrar una unidad consolidada.

La seguidilla de traspiés fue inaugurada a fines de julio, cuando el empresario le respondió a Khizr Khan, el padre de un capitán del Ejército que murió hace 12 años en un bombardeo en Irak. Acompañado por su esposa Ghazala, Khan recordó en la última jornada de la Convención Nacional Demócrata el sacrificio que su hijo, musulmán y estadounidense, había hecho por el país, y en su discurso criticó la propuesta de Trump de prohibir el ingreso de musulmanes a Estados Unidos. El candidato republicano respondió haciendo referencia a Ghazala Khan, que acompañó a su marido pero no habló en la convención. Trump dijo a la cadena ABC que tal vez “no se le permitió hablar”, dando a entender que esto se debía a una restricción propia de los musulmanes. La respuesta por parte del matrimonio Khan no tardó en llegar.

Ghazala Khan dijo el domingo, en una columna de opinión que escribió para el diario The Washington Post, que no había hablado en la convención demócrata porque sabía que no iba a poder contener la emoción al recordar a su hijo muerto.

Su esposo, por su parte, se dirigió al candidato republicano y dijo en una entrevista con la cadena CNN que “un buen líder tiene la cualidad de la empatía”. Agregó: “Es un rasgo básico darse cuenta, sentir el dolor y las dificultades de las personas a las que aspirás a liderar. Y eso falta”.

El cruce entre los Khan y Trump generó incomodidad a varios líderes republicanos. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, dijo que el sacrificio del capitán Khan y su familia “siempre debería ser honrado, y punto”. Por su parte, el gobernador de Ohio y antiguo rival de Trump en las primarias, John Kasich, escribió en Twitter: “Sólo hay una manera de hablar sobre padres gold star [como llaman a los padres de soldados muertos en el campo de batalla]: con honor y respeto. El capitán Khan es un héroe. Juntos, deberíamos rezar por su familia”. Ninguno mencionó directamente a Trump, pero tomaron partido por los Khan. El episodio fue el primero en el que un dirigente republicano se enfrenta a la familia de un soldado caído en la guerra y, hasta el momento, nadie se animó a salir en su defensa.

Trump también fue criticado por su rechazo a apoyar tanto al senador John McCain como a Paul Ryan, dos pesos pesados del partido, para que sean reelectos en las elecciones de noviembre, una actitud que mostró que continúa la división entre los republicanos a pesar de la imagen de unidad que trataron de mostrar en su convención nacional. El viernes, finalmente, Trump cedió a las presiones y anunció públicamente su respaldo a los dos dirigentes para que renueven sus bancas.

El empresario recibió otro golpe ayer cuando Evan McMullin, ex agente de la CIA y ex director de política del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, confirmó que se presentará como candidato presidencial independiente para atraer a los republicanos que no están conformes con Trump. En un comunicado divulgado por la cadena ABC, McMullin anunció su candidatura: “Me presento a la presidencia porque nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto, y Estados Unidos se merece algo mucho mejor que lo que Donald Trump o Hillary Clinton pueden ofrecer”.