En la última década se puso de moda hablar de “relato político” (fuertemente en Argentina y aquí por contagio, con antecedentes teóricos en Europa y Estados Unidos) para referirse al procedimiento de plantear determinadas relaciones entre los hechos e instituir una percepción simbólica de la realidad, que no se apoya sólo en lo racional sino también -o principalmente- en lo emotivo. Lo importante de un relato no es que sea el verdadero, sino que, por su potencia, mucha gente lo considere verosímil, lo asuma y lo defienda; su capacidad de persuasión promueve valores, construye identidades y arraiga esperanzas. Esa es la naturaleza del libro Una vuelta a la historia. Defensor del 76: memorias de una hazaña en dictadura, del periodista Santiago Díaz.

Díaz investigó y describe acontecimientos ocurridos en 1976: por un lado, recrudeció el terrorismo de Estado y fueron asesinados Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini; por el otro, el Club Atlético Defensor (una de las vertientes que formaron luego el actual Defensor Sporting) ganó el campeonato uruguayo de fútbol de primera división, quebrando un largo predominio de Peñarol y Nacional. Lo que Díaz relata es una relación simbólica: el título indica, con apego a los hechos, que hubo “una hazaña [deportiva] en dictadura”; el autor plantea que tal hazaña se pudo y se puede considerar -no que fue- un hecho relevante contra la dictadura, en la medida en que mostró que era posible derrotar “a los poderosos”, y registra que, de hecho, cierta cantidad de personas vivió así el éxito de Defensor, aunque otras, no menos opositoras al régimen, hayan sido totalmente ajenas a ese sentimiento.

No se trata, por lo tanto, de un intento de establecer cierto significado “objetivo” de los hechos históricos, y mucho menos de una tergiversación de estos -cosa que al parecer ignoran unos cuantos que han salido a intentar “rebatir” el relato de Díaz, como si participaran en el fatigoso e insustancial debate sobre “la cuestión del decanato” entre Peñarol y Nacional-. Los elementos que aporta el autor para fortalecer la percepción de los hechos que le interesa destacar son verídicos: el gran director técnico de Defensor, José Ricardo de León, era frenteamplista, como varios de sus jugadores y el vicepresidente del club, Eduardo Arsuaga; su presidente, el contralmirante Julio César Franzini, había sido uno de los integrantes de la Armada que intentaron defender la democracia en febrero de 1973. Por supuesto, eso no quita que también integrara aquel plantel -y tuviera un papel central en el desempeño futbolístico de Defensor- Luis Cubilla, que era un notorio derechista; o que Franzini fuera colorado y que su mencionada actitud en el “febrero amargo” no le hubiera causado los graves perjuicios que sufrieron muchos otros militares demócratas; o que -digámoslo también- la ubicación barrial y el perfil social del club estuvieran, ayer igual que hoy, a cierta distancia de lo que se suele identificar con “el pueblo” en términos políticos. Pero Díaz procede con honestidad y no oculta los datos que pueden contrarrestar su relato, incluyendo un testimonio crucial para comprender que la bastante mentada vuelta olímpica “al revés”, cuando Defensor logró el campeonato en la última fecha, poco tuvo de gesto político premeditado.

En todo caso, y con independencia de cómo le caiga a cada lector el relato de Díaz, Una vuelta a la historia es un valioso rescate de lo que ocurría en Uruguay en 1976. Incluso puede llamar la atención, entre quienes identifican al autor como periodista deportivo, que los tramos dedicados a los acontecimientos políticos se puedan considerar la parte más lograda de la obra, pero hay que tener en cuenta que las fuentes documentales en esa materia son más abundantes, que Díaz aún no había nacido cuando Defensor fue campeón por primera vez y que, tanto por los medios técnicos de la época como por el hecho de que se trataba de un “cuadro chico”, faltan registros de los partidos. Aun así, se echa de menos un poco de información necesaria sobre el contexto futbolístico y el desarrollo del campeonato (incluso el dato muy importante de cómo se había movido la tabla de posiciones en las últimas fechas), y un índice onomástico habría facilitado algunos posibles usos del libro, pero nada de eso le quita a Una vuelta a la historia sus principales méritos.

"Una vuelta a la historia. Defensor del 76: memorias de una hazaña en dictadura", de Santiago Díaz

Ediciones B, 2016. 307 páginas.