En su último discurso de cierre de una Exposición Rural del Prado como presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Ricardo Reilly reconoció que las carnes uruguayas “hoy acceden a más de un centenar de mercados, mérito compartido por todas las partes involucradas”, y que “año tras año el mundo entero otorga un nuevo reconocimiento a Uruguay como referente en materia agropecuaria”. “En un mundo demandante de alimentos, nuestro país tiene grandes fortalezas en cuanto a inocuidad y seguridad alimentaria. Se trata de un activo que debemos preservar”, agregó Reilly el sábado en el acto de cierre de la 111ª Expo Prado. Sin embargo, dijo que “todo aquello que afecte negativamente las expectativas de un negocio reduce la inversión, la productividad y por lo tanto los ingresos de un país”, y expresó su preocupación porque “varios indicadores de producción, que habían evolucionado de forma positiva en los últimos años, se encuentran estancados o en retroceso”. En este sentido hizo referencia, entre otras variables, a la caída de los precios internacionales de algunos productos, los altos costos de producción en Uruguay, “que se tornan cada día más estructurales”, y el atraso cambiario creciente, todos fenómenos que están “afectando negativamente la rentabilidad de diferentes sectores y la competitividad”.

Quemados con leche

El presidente de la ARU prosiguió calificando la situación que atraviesa el sector lechero de “dramática” y dijo que cada vez hay “menos tambos, menos vacas lecheras, y menos litros de leche producida que ingresa a las plantas diariamente”. “Han crecido significativamente el número de vacas lecheras que van a faena, el nivel de endeudamiento, el número de trabajadores enviados a seguro de paro”, añadió. Reclamó que para superar las dificultades de este sector “se necesitan soluciones de fondo y a largo plazo que apunten a preservar la máquina productiva y el arraigo de los productores en el campo”.

También afirmó que “el área a sembrarse de soja será la más baja de los últimos ocho años, y en la última cosecha el cultivo ha visto reducida su producción en 30% respecto de la zafra anterior, en un escenario de bajos precios, problemas de calidad por complicaciones climáticas, así como un incremento sustancial en los costos adicionales”. Después criticó “la incidencia del elevado precio del gasoil” y dijo que “cada vez que cargamos combustible, todos los uruguayos estamos cubriendo las tremendas pérdidas registradas por ANCAP en los últimos años, que terminaron en una capitalización millonaria de la principal empresa estatal de carácter monopólico”.

El presidente de la ARU también fustigó los impuestos a la tierra, opinó que el “concepto central de la Reforma Tributaria del año 2007 no fue respetado”, y afirmó que “la acumulación de impuestos ciegos que no responden a la renta del negocio representan más de la mitad de los gravámenes que paga el sector, desestimulando la inversión productiva y, por lo tanto, afectando la generación de puestos de trabajo en todo el país”. Reilly dijo que la gremial que preside advirtió sobre “aquel invento” del Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales, que después “desembocó en la reimplantación del Impuesto al Patrimonio que recaería sobre el lomo de más de la mitad de las vacas de cría del Uruguay, yendo en contra de la producción de terneros, atentando contra toda la cadena productiva de la carne. Pero la ideología primó sobre la sensatez”.

Cuestiones de ideología

“Reiteramos una vez más que las tarifas públicas no pueden ni deben ser utilizadas como medio de recaudación fiscal”, continuó Reilly. Agregó que abogan “por una libre e irrestricta exportación de ganado en pie”, se mostró preocupado por el alto endeudamiento del agro y exhortó a los productores “a ser cautos a la hora de seguir contrayendo deudas”, y al gobierno “a prestar especial atención a este peligroso proceso de pérdida de rentabilidad, endeudamiento creciente y deterioro en la capacidad de pago”.

Criticó también la falta de inversiones del Estado en materia de “infraestructura vial” y afirmó que “después de una década de recaudación fiscal sin precedentes, el exceso gastado anualmente por el Estado equivaldría a varios años de esfuerzo y trabajo de las principales cadenas agroalimentarias del país para cubrirlo”, por lo que reclamó que es “urgente abordar una reforma del Estado”.

El presidente de la ARU agregó que están “presos de un Mercosur en crisis”, de la que “Uruguay es gran responsable, por haberle dado al bloque un enfoque totalmente diferente a los fines para lo cual fue creado”. “Hay quienes confunden el comercio exterior del país con el ejercicio de la ideología. El país no puede correr el riesgo de ser gobernado por grupos que no representan la visión de la mayoría del sistema político, de la mayoría de los representantes elegidos por el pueblo, y por lo tanto de los intereses de la mayoría de la población”, sostuvo.

El vaso medio lleno

Por su parte, el titular del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre, tras el discurso de Reilly, salió a defender su gestión y la del gobierno y les pidió a los ruralistas que vieran también el vaso medio lleno, no sólo el medio vacío. Destacó algunos números exitosos de los últimos años, como “cuatro años seguidos con una producción de 2,4 millones de terneros”, y anunció que el próximo miércoles llega al país una delegación “muy importante, de Japón, con intereses de invertir”, y que presume que se debe “estar muy cerca de la habilitación final” de ese mercado, por lo que “no nos quedan mercados por conquistar”. Aguerre reconoció que “tal vez mirado con el diario del lunes” Uruguay “ha perdido algunas opciones de negociación internacional con otros bloques”, pero afirmó que “lo que hay que preguntarse es si los otros bloques están interesados en negociar con Uruguay individualmente”. Aguerre dijo también que “nos acercamos al Pacífico”, pero que el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica “no incluye a China y a Corea [del Sur]”, por lo que, además de hablar de ese acuerdo, hay que hablar “de un acuerdo con China y con Corea”. Aguerre culminó refiriéndose a que hace unos días el principal negociador del sector cárnico de Australia “nos dio una conferencia donde nos habló de que en el mundo de hoy existe una generación, entre los 15 y los 25 años, que, por primera vez en la historia, gasta más dinero en alimentos que en ropa, y que quieren saber sobre lo que consumen, desde sus teléfonos celulares”. “Tenemos que ver a la trazabilidad no como un problema sino como un instrumento de diferenciación, porque eso también es competitividad”, afirmó Aguerre.