Unas horas después de que el gobierno de Siria diera por terminada la tregua que estuvo vigente por una semana en el país, se registró en la provincia de Alepo el bombardeo a una caravana de camiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Cruz Roja que transportaba ayuda humanitaria para las 78.000 personas que viven en la localidad de Auram al Kubra. En el ataque, que tuvo lugar el lunes de tarde, murieron cerca de 20 personas, entre conductores y trabajadores, y al menos 18 camiones -de los 31- quedaron completamente destruidos, según informó la ONU.

La Organización Mundial de la Salud confirmó ayer que el convoy transportaba nueve toneladas de material de primeros auxilios, medicamentos para quemaduras y para enfermedades crónicas, así como antibióticos y analgésicos, y material hospitalario. UNICEF informó, por su parte, que los camiones también llevaban material educativo, frazadas y ropa de invierno. Además, transportaban harina y otros alimentos para los habitantes de Auram al Kubra, que no recibían ayuda humanitaria desde julio, según aseguró Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios.

El ataque no fue reivindicado por ninguna de las fuerzas que se enfrentan en Siria. Fuentes de la oposición dijeron a diversos medios que se trató de un bombardeo aéreo, táctica utilizada por el Ejército sirio y la Fuerza Aérea rusa, aliada al gobierno de Bashar al Assad. Washington también responsabilizó a Rusia y a Siria y advirtió que se “replanteará” si seguir cooperando con Moscú.

“No sabemos por ahora si el ataque fue de los rusos o del régimen de Bashar al Assad. En cualquier caso, los rusos tienen la responsabilidad de no hacer ese tipo de ataques y de evitar que el régimen los haga”, dijo a The Washington Post un alto cargo del gobierno estadounidense. “Efectivamente, no fue la coalición la que disparó desde el aire. Pareciera que fue un ataque aéreo”, dijo a ese periódico John Thomas, vocero del Comando Central estadounidense. “Las únicas otras entidades que vuelan en ese país son Rusia y Siria”, agregó.

Los ejércitos de Rusia y Siria negaron que fueran responsables de este ataque. El portavoz del ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, dijo que “la aviación rusa y la siria no atacaron al convoy humanitario de la ONU en la periferia suroccidental de Alepo”. Agregó que expertos analizaron las imágenes de los camiones destruidos y “no encontraron ningún indicio” de que el convoy haya sufrido un ataque aéreo. Lo que se ve, dijo Konashenkov, “es consecuencia directa del incendio de la carga, que misteriosamente empezó de forma simultánea con la ofensiva de las milicias [opositoras] sobre Alepo”.

Por su lado, fuentes militares sirias citadas por la agencia de noticias estatal Sana señalaron, sin dar detalles, que “no son verdaderas las noticias de algunos medios de comunicación de que el Ejército Árabe Sirio atacó un convoy de ayuda humanitaria en Alepo”.

Luego del ataque del lunes, la ONU suspendió la entrega de asistencia humanitaria en Siria. “Por ahora no tenemos una visión global de lo que pasó, pero se ha tomado la decisión de que todas las operaciones humanitarias de convoyes sobre el terreno quedan suspendidas por el momento”, afirmó Laerke. Además, este portavoz dijo que si se confirma que el ataque “tenía como objetivo intencionado a los trabajadores humanitarios” esto podría constituir un “crimen de guerra”, por lo que instó a las autoridades “a que se abra una investigación imparcial e independiente” al respecto. Laerke también aclaró que el convoy tenía la autorización de las autoridades para cruzar el territorio y distribuir la ayuda humanitaria, que todas las partes involucradas en el conflicto sirio estaban informadas de su trayectoria, y que estaba claramente identificado.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en tanto, dijo que la agresión es una “flagrante violación de la ley humanitaria internacional” y lamentó la muerte de Omar Barakat, uno de los directores de la Media Luna Roja. “El fracaso en el respeto y la protección de los trabajadores y las estructuras humanitarias puede tener serias repercusiones sobre las operaciones en curso en el país, y privar a millones de personas de una ayuda esencial para su supervivencia”, dijo el presidente del comité, Peter Maurer. La Cruz Roja, a diferencia de la ONU, no suspenderá sus actividades humanitarias en Siria, según aseguraron fuentes del CICR a la diaria.

El bombardeo en Alepo tuvo un lugar central en el discurso del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la apertura de la asamblea general de este organismo, en Nueva York. Ban Ki-moon denunció el “repugnante, salvaje y aparentemente deliberado” ataque y exigió que se juzgue a los responsables. “Justo cuando pensamos que no puede ir peor, la vara de la inmoralidad se hunde aun más”, agregó.

Nabila Massrali, portavoz de Seguridad y Política Exterior de la Comisión Europea (CE), dijo que el bombardeo a la caravana humanitaria es “extremadamente alarmante” y que “la seguridad y la neutralidad de los trabajadores humanitarios deben preservarse siempre en línea con los principios básicos del derecho humanitario internacional”.