Este fin de semana se celebra el Día del Patrimonio, que en esta ocasión estará dedicado a la educación pública. Un integrante de la Comisión de Patrimonio explicó que desde hace varios años se viene manejando la posibilidad de centrar las actividades en este tema, pero hasta ahora había sido descartada “porque se suele asociar al patrimonio con edificios ruinosos y abandonados, y nosotros siempre quisimos sacarle esa idea de la cabeza a la gente. Pero, claro, si los llevábamos a visitar escuelas y liceos que se caen a pedazos, nos iba a resultar difícil. Ahora, por suerte, con todo esto del patrimonio intangible la población no hace esta asociación. Tampoco sabe exactamente qué es el patrimonio, pero por lo menos el prejuicio de los edificios viejos ya no lo tienen”. Este año el Día del Patrimonio coincide con la Feria del Libro y la oportunidad será aprovechada para realizar actividades en conjunto, como, por ejemplo, visitas guiadas a las bateas de ofertas que año a año se instalan en la explanada de la Intendencia de Montevideo. Uno de los organizadores de la feria explicó que en estas bateas se pueden encontrar “libros que se vienen exhibiendo desde hace años en las mesas de saldos de las librerías céntricas, pero nadie compra, por más que los sigan bajando de precio. Las librerías aprovechan la Feria del Libro para tratar de colocarle alguno de esos libros a algún asistente que se haya espantado con los precios de uno nuevo. Y a veces funciona. De todas maneras, siempre queda sin vender alguna novela de Javier Marías de esas que vienen de regalo con algún periódico español o un poemario de Lope de Vega editado en papel de mala calidad y con pegotes en la tapa. Llevan años yendo de acá para allá, a veces décadas. Por eso decimos que son patrimonio del mercado de los libros en Uruguay”. Las visitas guiadas a la feria incluirán también algunas actividades consideradas “de alto valor patrimonial”, como, por ejemplo, las mesas redondas sobre literatura infantil, en las que los autores se quejan porque los niños se pasan todo el día prendidos a la televisión o la computadora en lugar de salir a jugar al parque.