Las partes involucradas en la guerra en Siria volvieron a hacer un paréntesis con el alto el fuego que está vigente desde ayer. El acuerdo, firmado el sábado por el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, establece un cese de hostilidades durante siete días y prevé, pasada esta semana, el primer ataque conjunto de estos dos países contra EI y el Frente de la Conquista del Levante. Sin embargo, el pacto enfrenta algunos desafíos, entre estos el intento de separar a los rebeldes nacionalistas de los yihadistas.

Ayer las Fuerzas Armadas sirias anunciaron el comienzo de un “régimen de calma” y confirmaron que este seguirá en vigor hasta la medianoche del domingo. Además, advirtieron que se reservan el derecho a “responder” en caso de violación de la tregua por parte de grupos armados, según informó la agencia de noticias estatal siria Sana.

Los combatientes opositores del Ejército Libre de Siria (ELS) y la Coalición Nacional de Siria aceptaron la tregua, pero aclararon que “tienen el derecho a defender al pueblo y la revolución, en caso de agresión aérea o terrestre del régimen, sus aliados y las milicias terroristas”. Los combatientes del ELS luchan con el Frente de la Conquista del Levante, que fue excluido del alto el fuego, al igual que EI.

Otra de las principales milicias rebeldes, Ahrar al Sham, anunció que no respetará el acuerdo porque considera que “sólo servirá para reforzar al régimen” del presidente Bashar al Assad. En tanto, la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), principal agrupación de la oposición siria que incluye a la Coalición Nacional Siria, está a la espera de que Estados Unidos y Rusia le aclaren algunos puntos del alto el fuego antes de anunciar si lo acepta o no. La comisión quiere saber, entre otras cosas, si la aviación siria participará, junto a Estados Unidos y Rusia, en los bombardeos contra el Frente de la Conquista y EI, según dijo a la agencia de noticias Efe el portavoz de la CSN, Riad Agha.

Además, el grupo quiere “garantías” de que habrá sanciones en caso de que el gobierno “incumpla los términos del acuerdo”. El portavoz cuestionó: “Si el régimen bombardea un hospital, ¿habrá sanciones contra él?”. Además, Agha dijo que el pacto no brinda respuestas sobre cómo se va a “diferenciar” a los civiles en las poblaciones donde los extremistas “están mezclados” y si contempla “un levantamiento total de los cercos que causan un gran sufrimiento a los civiles”.

El acuerdo para la tregua fue aceptado por el gobierno sirio el domingo. Ayer, unas horas antes de que comenzara el cese del fuego, Al Assad aseguró que “el Estado está determinado a recuperar todas las regiones que están en manos de los terroristas y a restablecer la seguridad”, y que, por esa razón, las Fuerzas Armadas “proseguirán su trabajo, al margen de circunstancias internas o externas”.

Pero el pacto firmado el sábado establece que, si la tregua prospera, el gobierno sirio deberá dejar de bombardear las posiciones rebeldes, y la oposición tendrá que cortar vínculos con los yihadistas del Frente de la Conquista del Levante.

Las tres primeras horas del alto el fuego transcurrieron con “relativa calma”, a pesar de que se registraron disparos con morteros en el sur del país, según dijo a Efe el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización civil opositora con sede en Londres. Mientras tanto, Staffan de Mistura, el mediador de la Organización de las Naciones Unidas en Siria, buscará la aprobación del Consejo de Seguridad, el miércoles 21, para reanudar las negociaciones de paz de Ginebra entre el gobierno y la oposición. La última vez que se impulsaron fracasaron debido a las violaciones a la tregua que regía entonces.