¿Cómo ha sido su proceso de trabajo desde que asumieron para 2016?

AP: -Nosotros arrancamos el 18 de julio y ajustamos un cronograma de trabajo con fecha límite en el inicio de la Liga. Se hizo pensando en incorporar las fichas nuevas, que fueron Claudio Charquero y Fernando Martínez. Luego tenés que hacer una puesta a punto en lo físico para acoplar a todos y después marcar la llegada de los extranjeros e integrarlos al plantel. Más tarde optimizás lo físico, para pasar a lo técnico, y después a lo táctico.

FC: -En mi caso, tuvimos que armar prácticamente un equipo nuevo. Tuve un período de adaptación y conocimiento del club. Pero mi planificación no difiere de la de Álvaro. Empezamos el 4 de julio, con casi todos los jugadores. Se trabajó en paralelo lo físico, lo técnico y lo táctico. Luego llegaron los extranjeros, aunque no en la fecha deseada. Eso te genera un retroceso en la preparación, porque debés incorporarlos a tu sistema, y construir lleva mucho trabajo.

¿Cambia en algo que el primer partido sea un clásico?

AP: -Influye en la presión, pero no en la preparación. En lo profesional es lo mismo. Es la primera fecha y no hay estudio previo del rival. Te tenés que enfocar más en vos, en poner a punto tu sistema. Aunque quisieras, no puede influir mucho, porque no conocés tanto cómo andan los otros equipos.

FC: -Claro. A esta altura aún no hay un conocimiento certero del rival, sólo de tendencias individuales de jugadores y más o menos algo del otro entrenador. Recién en estos días trabajamos directamente en ese partido. Primero hay que tener la casa en orden, para recién después ver en qué anda el vecino de al lado. Nos preparamos para una temporada, no para un solo partido.

¿Qué sabe el uno del otro?

AP: -Tengo referencias de que Fernando trabaja muy bien. Les imprime una identidad de juego a sus jugadores y demanda identidad defensiva. Pero una vez sola jugamos, y no me dio tiempo para evaluarlo.

FC: -Él viene haciendo un buen trabajo, por eso es su tercera temporada. Cuando asumió, en 2014, hizo una buena campaña con Goes. En las últimas dos le puso una identidad de juego, y además hay una estructura muy buena en Goes. Es bueno que haya entrenadores que trabajen de esa manera, y veo una nueva tendencia en los equipos de respetar el trabajo de los técnicos, con contratos que dan continuidad. Ese es el camino, porque construir cuesta. Ojalá yo tuviese la posibilidad de desarrollar el trabajo a largo plazo que hace Ponce.

¿Cuál es el estilo que tienen como DT?

AP: -Lo que todo entrenador desea es sacarles el máximo jugo a sus jugadores, porque para eso te pagan. Si uno tuviera una billetera ilimitada y trajese lo que quisiese, sería muy fácil. Para potenciar a tu equipo tenés que tener muy buena comunicación, buen trato, conocimiento profundo de cada uno de tus jugadores, porque cuando identificás las características de tus jugadores les podés sacar el máximo rendimiento. Es mentira que un técnico tiene una filosofía y la aplica siempre: vos tenés que adaptarte a tus jugadores, porque a veces podés hacer determinadas cosas y otras no.

FC: -Los entrenadores reflejamos cómo somos nosotros realmente fuera de la cancha. Hay técnicos de todo tipo: pasionales, cerebrales, tranquilos, emocionales. Yo soy muy pasional, a veces impulsivo; me considero intenso. Todos queremos defender duro y correr la cancha, pero no siempre se puede; en eso hay que adecuarse a lo que tenés. Este año tuve la suerte de elegir jugadores, entonces buscás determinado perfil como persona y jugador.

¿Cómo ven el tema del partido en sí y de que a veces se generan cosas que son independientes del juego y pueden hacer mal al partido?

FC: -Tenemos claro que somos rivales dentro de la cancha, pero después nos conocemos todos. Hay jugadores que son amigos, que pasaron por ambos equipos o que jugaron juntos. Son 40 minutos, y queda en eso. Hay una rivalidad, lo tengo claro, pero tengo que enfocarme en otra cosa. Cuando dirijo, no escucho ni veo nada. Yo estoy para dirigir y comandar al equipo en lo táctico. No estamos para preocuparnos por la tribuna. Es precioso el espectáculo, pero estamos por fuera de eso.

AP: -Para los protagonistas el partido dura 40 minutos, y creo que debería ser igual para los hinchas. Si perdiste, andá y felicitá a tu rival, y si ganaste, también; y te vas a tu casa. No es el fin del mundo, va a haber otros clásicos. Es un partido que vale dos puntos. Está bueno, es una fiesta y es valioso que el básquetbol tenga esa pasión, pero que quede ahí. Puede haber jodas, pero cualquier cosa que salga de eso, como provocaciones o violencia, no tiene nada que ver con el clásico.

¿Qué le preocupa a cada uno de su rival?

AP: -Me preocupa que tienen al jugador más desequilibrante de la Liga, que es el Panchi [Gustavo] Barrera [se ríe]. Te puede desequilibrar un juego a su favor solo. Tienen jugadores con gol, muchas figuras, y además un extranjero que conoce el medio y otro que es muy completo y juega en varias posiciones.

FC: -Goes tiene su base consolidada y es un equipo con un trabajo y un estilo de juego. El equipo ha ganado en calidad este año. Luego hay que ver el funcionamiento con los cuatro nuevos jugadores. Hay jugadores como Fernando Martínez, Alejandro Acosta -un jugador que ha evolucionado mucho en los últimos años- y el Pelado [Sebastián] Vázquez, que los tenés que tener en cuenta. La dupla extranjera, por lo que vimos, es muy atlética. Veo dos equipos muy parejos.

¿Cuánto hay de hincha cuando uno dirige?

FC: -Hoy soy hincha de Aguada, por más que Capurro sea el club de mis amores. Aguada confió en mí y venimos trabajando con un grupo en busca de un objetivo. A veces a mí me sale el hincha, de gritar y alentar. Uno es pasional. Cuando hay dobles importantes o conversiones, gritás, pero trato de controlarme, porque, así como gritás, al minuto te convierten. Son cosas que te salen de adentro, pero nunca podés perder el foco.

AP: -Hay respuestas emocionales que no las pensás. A veces gritás un gol, que te nace, como un hincha. A veces gritás un gol, y en la recarga te convierten, y te calentás. Lo mejor es lograr un equilibrio entre esos dos sentimientos.

¿Cómo manejan el tema de la toma de decisiones en pocos segundos?

FC: -Es parte de nuestro trabajo, pero cuanto más dirigís y sumás experiencia, más cargada tenés la valija de herramientas. También el conocimiento de tu equipo te sirve para saber lo que podés aportar en cada momento. A veces uno piensa que lo mejor es defender de determinada forma, pero capaz que no tenés a los jugadores para hacerlo. Hay que buscar lo adecuado para lo que querés y para lo que los jugadores pueden hacer. Nos equivocamos, y lo seguiremos haciendo, pero en el acierto o el error está el aprendizaje.

AP: -El básquetbol es un deporte de constante toma de decisiones, de los técnicos, los jugadores y los jueces. Si un jugador tiene que hacer un pase, o le erra, o un juez se come una falta... nosotros también nos equivocamos. Quizá tomás 200 decisiones en un partido, y errás en la mitad, pero el error también es parte de este juego. No somos médicos, no matamos a nadie si tomamos mal una decisión.

¿Cómo manejan el tema de la popularidad en Aguada y Goes?

FC: -Sé lo que es Aguada, la popularidad que tiene. Tengo la tranquilidad de que llegamos al inicio del torneo con casi tres meses de preparación. Se creó un lindo grupo, no hemos tenido problemas de lesiones y confío mucho en mis jugadores. No deja de ser un partido de básquetbol. Que sea un clásico y todo lo que genera lo entiendo, pero a nadie se le va la vida por un partido.

AP: -El tema de la popularidad es raro. En Olimpia sentí más presión, cuando me tocó dirigir un partido que si perdía me echaban (lo gané). Pero acá, en Goes, nunca sentí presión. Vos tenés que aislarte de los entornos. A veces puede ser más complicado con un equipo más chico, en el que hay cinco o seis opinólogos que están pendientes de tu trabajo.