Titulada a partir de un verso de Jorge Luis Borges, “... de la grey que aspira a ser oscura”, esta nueva exposición de Ombú (Fermín Hontou) recopila sus dibujos eróticos, publicados desde 1982 hasta la actualidad: en la sala Carlos Federico Sáez -del Ministerio de Transporte y Obras Públicas- desfilan vedettes de comparsas, un homenaje a la Cicciolina, una Wonder Woman remasterizada y ocurrentes bocetos, como un “culoteta” dibujado en Italia, en 1994.

A lo largo de su trayectoria, este dibujante ha publicado sus trabajos en medios como Jaque, La Hora, El Dedo, Guambia, Brecha, Cuadernos de Marcha y El país cultural, así como en renombradas publicaciones internacionales, como la revista argentina Fierro, Playboy Italia y Le Monde.

Esta muestra de imágenes eróticas, a veces misteriosas, y otras expresamente paródicas de lo que él mismo llama “esclavitud sexual del Siglo XXI”, conforman un recorrido inquietante y dichoso por una galería de figuras y escenas que sólo Ombú puede lograr. La curadora de la muestra, María E Yuguero, asegura que “Estos dibujos no vacilan a la hora de representar situaciones o metamorfizarlas mediante la utilización de la imagen sensual, en su casi totalidad asociada al humor (...) Acuareladas o sólo tintas lineales, sus imágenes eróticas aparecen como una constante a lo largo de extensos períodos de tiempo, como concreción de su fascinación por la figura humana”. Además, captura la esencia de la exposición, diciendo que sus personajes femeninos tienen algo monumental: “ocasionalmente miran al público conscientes de su atractivo sensual, dirigiéndole una mirada inteligente (...), que parece contradecir la actitud puramente erótica”.

El ilustrador y caricaturista dijo a la diaria que cuando se dibuja, siempre se carga con referentes, y en su caso, nombra a Amedeo Modigliani, Egon Schiele, Georg Grosz, Aubrey Beardsley o Gabrielle Münster, y, del Río de la Plata, José María Cao, Oski y Carlos Nine. Y si bien explica que no todos siguieron temáticas eróticas, sus dibujos y pinturas sí están cargadas de erotismo. Tal vez por eso mismo reconoce que pierde-o gana- mucho tiempo mirando cómo dibujaron otros.

Cuando se le pregunta por la caricatura erótica de la actualidad, Ombú se lamenta de que, en verdad, casi no se integren a las muestras, los salones o la prensa gráfica, por más alusiones al cuerpo, al género o a la sexualidad que se puedan rastrear.