No es fácil definir a Gato Peludo. O es facilísimo. Ante la pregunta, mi primera respuesta es “un lugar donde ocurren cosas bellas”. Natacha Ortega, una de sus fundadoras y alma máter, dice que es “una plataforma cultural que sirve de disparador para diversos proyectos”. Es un espacio generador de vínculos, donde convergen intereses diversos en torno a la música, la fotografía, el diseño, la plástica, la comunicación, la literatura, “entendiendo al arte no como una actividad que se encuentra en un pedestal inalcanzable, sino como el pan de cada día, así de necesario, vital y nutritivo”. La actividad de Gato Peludo ancla en lo que Ortega define como “el lugar de la infancia”, sin importar la edad cronológica, ya que los integrantes de este colectivo consideran “el universo de la infancia como territorio primario y laberíntico en el que, paradójicamente, es necesario perderse para poderse encontrar”.

En 2011 Gato Peludo recibió el premio Graffiti en la categoría infantil por su único disco, editado en 2010 y que lleva el nombre de la banda. Tiene 11 canciones, 11 cuentos breves e ilustraciones de Silva Bros, y participó como invitado Alberto Mandrake Wolf, que prestó su voz en “Juan Lagarto”, el tema de apertura. Además, en 2012 el colectivo fue galardonado por su labor institucional con el Premio Latinoamericano Hormiguita Viajera, que otorga la Biblioteca Popular Teresa Virrey del Pino, de La Matanza (Buenos Aires).

Lo primero fue la música: hace 11 años, la banda marcó el comienzo de la historia de Gato Peludo. Ha acuñado un conjunto de canciones para niños, pero disfrutables para todas las edades, que se podrán escuchar el domingo 11 a las 15.00 en el festejo de este cumpleaños capicúa, que será a lo grande, con un toque en la sala Experimental, en Malvín. El espectáculo fusiona música, literatura y audiovisual. La base son las canciones que conforman el repertorio de la banda, pero también habrá otras tradicionales y narración de cuentos. Se trata de la primera presentación en una sala grande, ya no en la intimidad de “la panza del gato”, como les gusta definir su espacio, y a la música se sumará la proyección de audiovisuales que mostrarán la historia del colectivo, de las múltiples actividades que nuclea, de sus protagonistas grandes y pequeños. Los encargados de poner la música serán Diego Gayol (guitarras), Marcos Rodríguez (percusión) y Natacha Ortega (voz), mientras que las luces estarán a cargo de Victoria Falkin, y los audiovisuales, de Federico Ruiz Santesteban. La escenografía, que es completamente sustentable, fabricada con materiales reciclables, fue diseñada y producida por Florencia Francia. Las entradas están a la venta en Abitab y en la biblioteca (Juan Ramón Gómez 3171), y también se pueden adquirir el mismo día en la sala; hay promoción de 2x1 para los suscriptores de la diaria y Lento que presenten la tarjeta en la boletería, con cupo limitado.

Pero la música es sólo una parte de lo que sucede en la pequeña casa de Juan Ramón Gómez y Luis Alberto de Herrera, en los lindes de La Blanqueada. Allí se ofrecen talleres de música y plástica para niños (a cargo de Gayol, Rodríguez, Ortega, Analía Ruiz y Virginia Gallino), las pequeñas muestras de cortos de animación “Cineminiatura”, así como talleres de fotografía (a cargo de Ruiz Santesteban) y de coro para adultos (dirigidos por Carlos Escande), y se reciben visitas de grupos de escolares y preescolares. Ese espacio cálido es sede, además, de una biblioteca de literatura para niños, abierta los sábados de 15.00 a 17.00 y gratuita para leer en sala, de la que es posible hacerse socio para préstamos a domicilio. El catálogo se nutre del aporte de los socios, del esfuerzo de los integrantes del colectivo y de donaciones de los numerosos amigos de la casa, siguiendo un criterio de selección minucioso, basado en el objetivo de llevar a los lectores obras de la más alta calidad. Consta de más de 2.030 títulos -y un montón más que esperan para ser catalogados e ingresados- entre los que se pueden encontrar verdaderas maravillas del género.