La Policía de Brasil arrestó ayer al ex ministro de Hacienda Guido Mantega (2006-2014), acusado de solicitar donaciones ilegales a empresarios favorecidos irregularmente con contratos de Petrobras. La Justicia sospecha que utilizó esas donaciones para pagar “deudas” de la campaña electoral de 2010 que llevó a la presidencia a Dilma Rousseff y a la vicepresidencia al actual gobernante brasileño, Michel Temer.

Mantega fue arrestado en una operación en la que también fueron detenidos seis empresarios sospechosos de participar en el pago de sobornos, entre ellos directivos de la constructora Mendes Junior y el director en Brasil de la compañía española Isolux, Francisco Corrales. El juez a cargo del caso, Sérgio Moro, ordenó el arresto temporal de Mantega para interrogarlo y buscar pruebas en su casa sobre el caso del pago de sobornos, según explicó ayer el fiscal Carlos Fernando dos Santos Lima en una conferencia de prensa.

La principal prueba que llevó al arresto de Mantega fue el testimonio del empresario Eike Batista, quien aseguró que en noviembre de 2012 tuvo una conversación con el ex ministro en la que este le pidió el pago de 2,5 millones de dólares para saldar cuentas del Partido de los Trabajadores (PT), según informó la fiscalía. Un año después, Batista transfirió 2,3 millones de dólares a especialistas de marketing que estaban vinculados con operaciones de lavado de dinero en el caso de la petrolera brasileña. Concretamente, Batista hizo la transferencia a una compañía a nombre de Mônica Moura, una publicista que trabajó en la campaña de Rousseff en 2010 y que en febrero fue arrestada junto a su esposo, João Santana, por este caso, de acuerdo con la agencia de noticias Efe. A principios de agosto, Moura y Santana fueron liberados después de pagar una millonaria fianza, según consigna el diario brasileño Folha de São Paulo.

Mantega fue detenido ayer de mañana en un hospital de San Pablo mientras acompañaba a su esposa, que iba a ser sometida a una cirugía oncológica, situación de la que no estaban al tanto las autoridades. Cerca del mediodía, considerando la situación delicada del ex ministro, el juez Moro revocó la orden de detención. Dijo que la liberación de Mantega no perjudicaba la recolección de pruebas que ya estaba en marcha y que tomó esta decisión de “urgencia” y sin consultar a la Policía ni a la Fiscalía, porque entendió que no corría riesgo la investigación.

El juez tomó esa decisión después de que los senadores del PT manifestaran su “indignación” por las condiciones en que fue detenido quien fue ministro de Hacienda de los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y de Rousseff. “El repudio a esta operación de la Policía Federal es aun mayor debido a las condiciones inhumanas, arbitrarias y, nuevamente, mediáticas en que fue realizada, ya que el ex ministro fue detenido por agentes del Estado en un hospital mientras acompañaba a su esposa en una cirugía a la que se sometería para el tratamiento de un cáncer”, señala el comunicado de la bancada del PT en el Senado.

Un rato antes, el comisario responsable por la operación había dicho que fue una “coincidencia desafortunada” abordar a Mantega en esa circunstancia. El documento del PT agrega: “La violación de las reglas más básicas de dignidad humana y del Estado democrático de derecho extrapola el límite de las ‘tristes coincidencias’ con que integrantes del equipo de [la operación que investiga la corrupción en Petrobras] Lava Jato intentan excusar su odioso abuso”.

La otra reacción inmediata fue la del ex presidente Lula, que atribuyó el arresto de Mantega a una campaña política para perjudicar al PT a pocos días de las elecciones municipales del 2 de octubre en Brasil. Estos comicios representan un gran desafío para el PT porque son los primeros que enfrenta esa organización política después de la destitución de Rousseff. “Parece que esta operación se llama ‘campaña a boca de urna’”, dijo el ex mandatario en declaraciones a una radio brasileña. Lula agregó que la detención de su ex ministro fue “mediática” y que forma parte de la “persecución política” que, en su opinión, sufre el PT. Más tarde, en un acto que brindó en la ciudad de Natal, Lula dijo que la forma en que Mantega fue arrestado “no tiene perdón”, y agregó: “Eso se llama autoritarismo, eso se llama prepotencia, eso se llama arrogancia”.

El miércoles, el ex presidente fue imputado por primera vez en la operación Lava Jato, acusado de corrupción, fraude documental y lavado de dinero, junto a su esposa, Marisa Letícia, y el presidente de la constructora OAS, Léo Pinheiro, entre otros.