“Toda la gurisada amaba la pelota, pero fueron muy pocos los que la sedujeron. Y aun a los que creímos haberla dominado nos terminó dejando con el paso del tiempo”, dice la canción “El romance del entreala”. Calza justito con Ignacio María González, el Nacho, que volvió a demostrarles a los que lo tildan de “pecho frío” que no por tirarse al piso y hacer gestos para la tribuna se es más jugador. Para ser más jugador hay que jugar, y el enganche bohemio desparramó todo su repertorio el sábado en el estadio Campeón del Siglo en el partido con Peñarol. Tuvo una actuación formidable y terminó convirtiendo el gol que le dio el triunfo a Montevideo Wanderers, a los 86 minutos, como para ponerle un broche de oro a la actuación del 10 que juega con el 20 en la espalda. El remate de Nacho que terminó adentro del arco de Gastón Guruceaga se ensució al rebotar en Yeferson Quintana, por lo que descolocó al artiguense, pero la jugada previa, con un doble enganche hacia adentro y hacia afuera, valía casi tanto como el gol. Ese 1-0 les dio los 3 puntos a los de Gastón Machado, que mañana definirán en Montevideo la llave ante Zamora de Venezuela, para meterse en los octavos de final de la Copa Sudamericana. Es un arranque soñado de temporada para el viejo cuadro del Prado.

Peñarol, que reforzó el plantel como ningún otro equipo para este Uruguayo Especial y quiere conseguir el bicampeonato, no encuentra el rumbo. La acumulación de nombres no parece ser el remedio futbolístico para Jorge da Silva, que se vio enfrentado al bohemio, que le mete una dinámica y un juego poco frecuentes en el fútbol local. Wanderers, con el Mago Matías Santos y Nacho González como abanderados del buen fútbol, y con el Chino Rodrigo Rivero en ataque, que aporta su velocidad infernal -¡qué gol te comiste!-, le dio un baile bárbaro a Peñarol, que de todos modos tuvo alguna chance como para ponerse en ventaja y vio cómo, después de finalizado el primer tiempo, había pasado el temblor.

Tomás Costa fue el único que pudo hacer algo para darle pasto a la pelota, pero ni con el argentino lograron conectar y, más allá de las chances de Ángel Rodríguez y Quintana, el telón parecía bajarse con justicia después del gol de González. En el fondo, Maximiliano Perg aguantó como pudo los embates de los vagabundos, pero el gol llegó en el momento más delicado del partido, sobre el final. Wanderers da pelea y está en las posiciones de arriba del Uruguayo Especial; además, sueña a nivel continental.

En Peñarol la derrota fue un mazazo que impactó particularmente sobre el director técnico, Jorge da Silva, cuyo crédito con la tribuna está agotado.