Máxima Acuña, la campesina peruana ganadora del premio Goldman por su defensa del medioambiente, denunció haber sido agredida por trabajadores de Yanacocha, la empresa minera que quiso desalojar a su familia para expandir uno de sus proyectos de extracción de oro en la región de Cajamarca.

Acuña dijo que trabajadores contratados por Yanacocha ingresaron el domingo a su predio, sin autorización, para levantar unos cultivos que Acuña había plantado en un terreno adyacente al de la minera. Ante la resistencia que opusieron ella y su esposo, Jaime Chaupe, los hombres la golpearon y tuvo que ser hospitalizada. “Han llegado aquí y me han jaloneado, el brazo me duele, tengo un moretón en mi mano, me han jalado sin motivo y me han agarrado del cuello”, dijo la defensora medioambiental a medios periodísticos peruanos.

Yanacocha dio su versión de los hechos en un comunicado, en el que afirma que la empresa “estaba actuando dentro de su propiedad” al “retirar lo sembrado de manera pacífica con presencia de su personal de seguridad”, por tratarse de una “invasión”. Agrega: “Lamentablemente, Máxima Acuña y Jaime Chaupe quisieron impedir esta acción legal arrojando piedras con hondas, e incluso utilizaron una vara con clavos para golpear a quienes en ese momento estaban encargados de realizar la defensa”.

El representante de la Defensoría del Pueblo en Cajamarca, Agustín Moreno, pidió al gobierno peruano más protección para Acuña -que ya recibió amenazas de Yanacocha por resistirse a entregar su terreno-, en el marco de medidas cautelares que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos consideró que deben adoptarse para proteger a la activista y a su familia.

También Amnistía Internacional emitió ayer un comunicado firmado por su directora ejecutiva en Perú, Marina Navarro, en el que pidió “una investigación imparcial y eficaz sobre lo ocurrido” el domingo, y afirmó que “el Estado debe brindar la protección adecuada a Máxima y su familia para que cesen los actos de acoso e intimidación contra ellos”.